Los voceros de la policía informaron que ocho anillos de seguridad se formaron por 500 miembros de la Policía Nacional y Ejército, para la cobertura del juego de gran final entre Olimpia y Real Sociedad.
Sin reporte de incidentes mayores se realizó el juego el domingo pasado en el Nacional, cerca de 30,000 almas arroparon el evento más esperado en el deporte nacional, la gran final del fútbol hondureño. Un día antes del juego se habían establecido todas las medidas de seguridad para el evento, todo lo que se preparó por parte de la policía se cumplió, desde el acceso a la instalación deportiva de los miles de aficionados merengues hasta la organización el control de la barra de Olimpia antes durante y después del juego.
Aun así algunos de los asistentes no cumplieron con su parte, unos se emborracharon en la popular y se pelearon por unos minutos, la policía reaccionó inmediatamente y manejó la situación, otros ingresaron objetos no permitidos al recinto capitalino, como ser tubos de PVC esto con la intención de flamear las banderas que le dieron el toque de fiesta al partido.
Unos seguidores de Olimpia con discapacidades físicas se encontraban en la pista del estadio, con el justo derecho de tener el privilegio de estar a unos cuantos metros de la cancha ya que nuestros estadios no tienen las instalaciones especiales para albergar a todas las personas que asisten con sillas de rueda. Así que, cuando estas personas llegan al Nacional se les abren los portones para que puedan ver el partido desde la pista.
Los de la popular pasaron una bandera a uno de los que estaban en la pista, con mucho orgullo, pasión, fervor y mucho gozo el devoto de las dos ruedas comenzó a ondear la bandera de los colores Olimpistas.
Minutos después la policía se percató del hecho y Daniel Molina, Jefe de la Dirección de Tránsito, se acercó al apasionado y le indicó que estaba haciendo mal, y en efecto tenía uno de los objetos no permitidos en las medidas de seguridad que se establecieron para el partido.
Muy triste el hincha le reconoció que no estaba correcto tener un tubo de PVC en la pista del estadio. El policía le pidió que le pasara la bandera, a lo que él le contestó llevándole la contraria, el melenudo no quería entregar la bandera, él a pesar de saber que no era correcto según las normas establecidas, se negó a entregar la bandera pero al final le entregó el tubo al oficial, separó la tela del tubo y al instante entregó el mismo, acto seguido el policía amablemente le permitió pasar la bandera a través de la malla a los que se la habían pasado.
En su rostro se le vio la tristeza de tener que entregar la bandera que por unos minutos hizo ondear, pero a pesar de su discapacidad física jamás cedió a dejar los colores, el fiel casi lloraba de la impotencia de no tener las palabras suficientes para expresar lo que se siente en el pecho por esos colores, la importancia que tienen los colores, el de las dos ruedas con alma de Guerrero jamás cedió los colores que lo mueven.
El policía estaba en su derecho, el aficionado también, pero al final todo se ejecutó de la mejor manera, la bandera volvió a la popular y no se perdió, el tubo fue decomisado por los elementos policiales, los aficionados en silla de ruedas permanecieron en la pista aunque, poco después llegaron otros policías a querer desalojarlos, cosa que no pudieron, ya los dos seguidores siguieron ahí, porque tenían el derecho de estar entre la popular y la cancha debido a su discapacidad. Seguro al final del partido esos dos Olimpistas tendrán esa anécdota más que contar, porque como hinchas de Olimpia cada partido representa una historia que contar.
¡Gracias por defender esos colores, salud camp30nes!