Una caseta muy pequeña de madera color azul alberga un bote de encurtido, una paila de queso y una olla de salsa espectacular. A la par tiene aproximadamente unas cien bolsas de tajadas de plátano y de papas.
Adentro, una señora muy sonriente y amable con un delantal verde -siempre usa este color, desde que entré hasta que terminé mi carrera en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras recuerdo que siempre la vi con un delantal de ese color.
Con estas pistas ya saben de quien les hablo: sí, es de doña Susana Brenes, la señora que está en la entrada-salida de la UNAH.
Es posible que muchos no se ubican todavía, vaya pues, les voy ayudar: es el puesto donde venden tajadas con la salsita roja que está para chuparse los dedos.
Ahora sí, ¿verdad? Bueno, esta señora es una referencia de la universidad, es más, me atrevo a decir que si no has ido a comerte tu tajadita no sos considerado un verdadero PUMA (alumno de la UNAH).
Ella tiene más de 39 años de vender este famoso manjar. Bueno, la verdad es son tajadas compradas en carros distribuidores, pero, ¿Dónde está el secreto?
Pues el secreto está en el encurtido y la salsa.
“El encurtido lo hago con cebolla bien picadita y con vinagre bien fermentado de unas dos noches anteriores”, dice doña Susana.
La salsa… ¡Dios! Esta sí es caída del cielo. Como todos sabemos, es una salsita entre roja y rosada. ¡Es la salsa más rica que he probado!
Esta salsa es la que se sirven en los restaurantes chinos. ¿Cómo la consiguió? Definitivamente solo ella sabrá cómo hizo para sacarles la salsa a los chinitos. Y claro, no quiere revelar el secreto.
Nada más que aquí sí se puede aplicar aquello que el alumno superó al maestro.
“Las tajadas preparadas cuestan 20 lempiras”, señala doña Susana.
Es un precio muy cómodo que a todos más de una vez nos sacó de apuros cuando andábamos hules o cortos de billete, o simplemente nos dio el antojo de ir a comer una buena tajadita.
Doña Susana es un ejemplo de superación ya que es madre soltera y con este negocio ha sacado adelante a todos sus hijos, como ella dice “No con lujos, pero sí con lo necesario”.
Se levanta todos los días muy temprano para poder estar lista para todos los universitarios desde las seis de la mañana hasta las nueve de la noche.
Así que si no has probado estas deliciosas tajadas, te invito a que comprés y te convirtás en un verdadero PUMA. Y si no sos estudiante universitario, igual tenés que probar esta delicia.