El rumor es que los billetes de 1, 2 y 5 tienen sus días contados. Poco importa que el LEMPIRA sea considerado uno de los más bellos del mundo.
La cosa es tal que hay quienes hasta quedan viendo mal si les dan 10 calales en lugar de uno de esos cafecitos donde sale el general Cabañas.
(Calales es como le dicen al billete de uno en la costa).
Según le confirmó Manuel Bautista en una nota a diario El Heraldo, donde les dice que “Estaríamos tomando la medida de emitir las denominaciones de 1, 2 y 5 lempiras en monedas por el bajo costo de la acuñación”.
Es decir, de elaboración.
Los billetes de baja denominación ha venido decreciendo, mientras que los de 20, 50 y 100 lempiras los más usados en Honduras -reveló Bautista.
Para hacer una moneda se requiere alrededor de cincuenta centavos, mientras que emitir un billete cuesta sesenta centavos.
Salimos a la calle a preguntarles a los hondureños que se ganan la vida quemándose el cuero vendiendo agua, pan, camisas de moda, tortillas, minutas, a los taxistas y cobradores de buses, en fin, las manos por las que pasan los billetes de 1,2 y 5 para conocer sus opiniones.
El recorrido lo comenzamos con un canillitas. Don José García, con 34 años repartiendo la noticia a propios y extraños en esta plaza, habló en nombre de ellos.
“Esto ya días lo vengo escuchando. Dicen que los quieren cambiar por monedas, pero las monedas arruinan las bolsas de los pantalones. Si esto pasa nos va a ir mal, porque significa que la moneda ya no está teniendo valor”.
Luego nos fuimos caminando bajo este sol que estaba que le truena y platicamos con una vendedora de las populares “camisas de moda” y esto fue lo que nos dijo de la decisión que el Banco Central espera implementar a finales de 2017 .
“Esto nos afecta a nosotros, así ya no se va poder vivir, ni trabajar, yo vendo sombrillas, tobilleras, burbujas, los precios son de cien, cincuenta, pero lo que vendemos a 2, 5, 15, 25, a todo eso hay que subirle a un valor cerrado. Además que con el suelto damos vuelto, ese pisto nos sirve para pagar el bus, esta es una mala medida”, señaló Yolanda.
Mientras avanzábamos en la peatonal se escuchaba “Agua, agua, agua” y no dudé en preguntarle a la persona que gritaba cómo le afectaría a él esta medida.
“Lo que quieren hacer es un crimen. No pueden asesinar nuevamente a lempira. Yo vendo aguas de a peso y de a dos, si estos desaparecen… ¿A cuánto las voy a dar? Me friegan, ¿verdad? No voy a dar una bolsita de a peso a diez, eso significa matar al pueblo y matar a los que trabajamos aquí en la calle, son quemadas, hermano, las que nos damos. No pueden quitarnos a lempira de nuestras bolsas, eso es una barbaridad”, dijo Armando Zanabria.
Sin embargo, cuando le explicamos que el cambio sería pasar de billetes a monedas, se calmó un poco, aunque siempre quedó con expresión de duda.
La humildad reflejada en el rostro de una mujer llamó mi atención y el olor de su producto, no digamos.Mejor miren lo que nos dijo doña María con sus poderosas “Milhojas”.
“Ay, hijo aquí ya no se va a poder vivir -señala doña María- eso no contiene. Digo yo que siempre va a existir, pero si desaparecen esos billetes, pues a usar esas monedas, aunque yo creo que nos friegan a todos”.
El sol, las conversaciones con las personas, las cuadras caminadas… ¡Necesitaba algo para refrescarme! ¡Y qué mejor que una deliciosa minuta.
Se llama Wilmer Padilla y esta fue su opinión: “Sí me afecta al momento de dar un vuelto y al momento de movilizarme. Yo vengo desde la Sosa hasta el mercado con esta carretilla, y será complicado andar ese montón de peso con monedas”.
Uno de los rubros que ven esta medida como arma de doble filo es el de los taxistas. A ellos tampoco les hace gracia cargar varias libras en monedas…
“Si quieren sacar estos billetes de circulación friegan al chofer, al cliente y al despachador, nadie va a querer andar cargando ese montón de monedas”, dice don Freddy, mientras espera que su taxi se llene de clientes.
Seguimos en este recorrido y llegamos hasta las distribuidoras de la mejor acompañante para el almuerzo de un capitalino: la tortilla. Scarleth Orellana, vendedora del mercado Los Dolores, más que respuestas lo que hizo fue hacer preguntas.
“¿Por qué los van a sacar del juego? ¿Quién dijo eso? ¿Quién quiere hacer eso?”, preguntó la vendedora de tortillas. Y con ella terminamos nuestro recorrido…
