Vistiendo sus mejores galas, la tarde del pasado domingo quedará guardada en la memoria de los que estuvimos presentes y también de los que no, memorable y pintado de tricolor, el coloso capitalino vivió una de esas tardes mágicas donde la afición y el equipo hicieron todos su parte, un lleno espectacular y un ambiente lindo para jugar fútbol.
Desde sol sur se escuchaba el canto “Sale León” y resto del estadio se contagiaba, saltaron a la cancha los blancos y el estadio explotó, papel picado y rollos cayeron a la cancha mientras una manta con la leyenda “Olimpia El Único Tetracampeón” se extendió en la tribuna sur.
Pasados unos minutos de las 4:00 PM inició el juego, el clásico capitalino, de principio a fin la afición apoyó al león que se jugaba el pase a la final y media hora tuvimos que esperar para gritar el primer gol olimpista, Carlo Costly abría la cuenta y el Nacional reventó, la mayoría olimpistas y la fiesta blanca empezó.
Una tarde para no olvidar, Romell Quioto aumentó la cuenta a poco minutos del final de la primera parte, los pocos aficionados azules enmudecieron, mientras que los olimpistas no pararían desde ahí hasta el final.
Los últimos cinco minutos del juego, el Nacional cantó, bengalas, luces, banderas, camisetas, los olimpistas saltaron de alegría pues el vecino estaba quedando eliminado y se había conseguido una nueva clasificación a una final, Olimpia jugará por la copa número 30 y eso mereció una gran celebración.
Al terminar el juego los jugadores agradecieron a su afición el apoyo dado desde las graderías, pasaron varios minutos para que la gente dejara su lugar en las gradas, todos querían seguir en la fiesta.