Hoy bajo la celebración de los 100 años del Cipote, Brujo, etcétera Ramón Amaya Amador, tuvimos una entrevista EXCLUSIVA con el hijo Carlos Amaya Funes, quien ha tratado de que ese legado siga más vivo que nunca.
Así que aquí les presento al hijo del maestro Ramón Amaya Amador, bien dicen que de tal palo, tal astilla
¿Qué recuerdos tiene de su padre?
Yo viví con él en Checoslovaquia. Tenía ocho años cuando mi papá murió, así que los recuerdos que tengo son de un niño, a veces me preguntan qué valoraciones políticas tenía mi padre y eso es algo que un niño no lo veía.
Lo que más se me viene a la memoria es que en el transcurso del día trabajaba como periodista, luego compartía con nosotros y después se encerraba por horas en su oficina para escribir las novelas. Como vivíamos fuera, él necesitaba varios datos e información de Honduras para completar sus novelas, así que eso le llevaba mucho tiempo.
En esos ocho años escribió más de 20 novelas. Otra de las cosas que siempre recuerdo de él fue que era representante del partido comunista. Mi hermana y yo fuimos a una escuela pública y nos criamos en un barrio popular de Praga.
¿Cómo era él cómo papá?
Muy cariñoso, muy disciplinado en cuanto colaboráramos en las tareas del hogar, compartíamos mucho en verano, nos enseñó el sentimiento de amor hacia Honduras.
¿Cómo era de carácter?
Era como el carácter de la mayoría de los hondureños: muy amable, muy llevadero… a menos que se enojara.
¿Cómo les afecto a usted a su hermana y su mamá la muerte inesperada de su papá?
La que más lo sufrió fue evidentemente mi madre con todo lo que eso implicaba quedarse sola con dos hijos, era un sentimiento de abandono.
¿Cómo esposo como era?
Lo que recuerdo era que tenían una muy buena relación, eso se ve plasmado en los libros.
¿Cuál es el legado de Ramón Amaya Amador?
Hay mucho legado, muchas lecturas que escribió de nuestro país, tanto históricas y mágicas. Otra cosa es que contribuyó a la formación de la identidad nacional y la tercera es un compromiso con los más humildes de este país, sus novelas están basadas en un principio que él mencionó en uno de sus libros: no hay nadie, por humilde que sea, que su vida no merezca ser contada.
¿Cómo le decía él a usted de cariño?
Carlonso.
¿Cree que Honduras ha sabido honrar el ejemplo y la vida de su padre, Ramón Amaya Amador?
Hay dos niveles: el pueblo hondureño lo ha honrado de una forma increíble, hay más de 50 establecimientos escolares llamados Ramón Amaya Amador puestos por los maestros y padres de familia. Luego es la valoración que le han dado los gobiernos o los responsables de la cultura de este país y ha sido mínima.
De todo lo que escribió su padre, ¿cuál es su libro favorito?
Yo creo que es como la música, que dependiendo del estado de ánimo uno decide, pero sin duda ha sido Prisión Verde. Sin embargo, ahora me inclino por la novela y obra de Francisco Morazán.
¿El personaje que usted más cariño le tomó?
Los hermanos Cano de Los Brujos de Ilamatepeque.
¿Cuál será el próximo libro en editar?
La Morazaneida. Son cinco tomos, ya llevamos los dos primeros tomos.
¿Cuéntenos de Cipotes, la película?
Estamos ante el anuncio de la filmación de la película, hemos presentado el guión y ya tenemos la autorización para grabar, es un verdadero desafío porque se trata una de las novelas más leídas.
¿Qué apoyo recibe usted para la edición de estos libros?
Hemos respetado los derechos de auto, estamos haciendo todas las publicaciones, pero una gran barrera es la piratería, a nivel cinematográfica nos ha llegado la solicitud de llevar a Prisión Verde a los cines.
¿Su mamá?
Mi madre es de quien menos me preguntan. Ella es un caso muy especial, es de un pueblito en Córdoba, Argentina, tuvo que esperar hacerse mayor de edad para completar sus estudios, trabajó y estudió enfermería y siendo enfermera conoció a mi padre.
En poco tiempo se casaron y tuvieron que afrentar muchas cosas, se vino a Honduras, luego a Praga, mi madre era la que pasaba todos los manuscritos de mi padre, ella transcribía los relatos originales de mi padre.
¿No debería de existir una cátedra llamada Ramón Amaya Amador?
Yo creo que sí.
¿Qué significa portar el apellido Amaya?
Compromiso y una enorme responsabilidad porque así lo he querido asumir y por dos cosas por la entrega de mi padre a este país y por el reconocimiento de este país hacía mi padre.