No es un mito y no es una mentira; son siete horas las que tardaron estos hondureños en llegar a una brigada que se estableció en Comayagua el fin de semana.
Llegaron en busca de una nueva sonrisa. José Pedro, de apenas cuatro años de edad, es uno de los miles de niños que nacen con labio leporino en nuestro país.
Iba acompañado de su madre, con quien emprendió el camino.
Fueron siete horas distribuidas de distinta manera: a las cuatro de la mañana, su madre despertó y levantó a José Pedro para recorrer tres horas hasta llegar a la estación o la carretera en donde tomaron un bus que tardaría cuatro horas para llegar hasta el lugar que era su destino: la brigada de “Operación Sonrisa”.
Según información brindada en las redes sociales de dicha fundación, José Pedro no paraba de llorar desde que llegó a la brigada de Comayagua Argos. Doctores, enfermeras y madres que acompañaban a sus hijos trataban de calmar al pequeño José Pedro.
La madre, convencida de que su hijo no dejaría de llorar, decidió sentarse en el suelo junto a él y quitarle los zapatos.
¡Vaya sorpresa la que se llevaron los que estaban cerca! Pues el niño, apenas se quedó sin zapatos inmediatamente dejó de llorar.
José Pedro tenía sus pies llenos de ampollas y la madre explicó a los doctores que de la montaña de en donde viven su hijo solo camina descalzo y después de caminar tres horas atravesando el monte para llegar a un bus sus pies no aguantaron.
A esto se enfrentan miles de compatriotas para lograr que sus hijos cuenten con una nueva sonrisa, después de siete horas antes de llegar a la misión en Comayagua y el dolor en sus pies a causa de las ampollas la sonrisa de José Pedro cada vez esta mas cerca, su operación fue programada para este día.
Via: Facebook/Operación Sonrisa