Sin duda alguna entrevistar a Wilmer Crisanto siempre es un caso. No se puede estar 2 minutos serio con el lateral derecho de la Selección Nacional y de Motagua.
Claro, es muy distinto cuando hablamos de un tema tan sensible como Victoria. Club que, quiérase o no, le abrió las puertas y lo hizo crecer futbolísticamente hablando.
A pocas jornadas de que termine el Torneo Clausura, y con la expectativa de saber si Victoria se presentará o no este sábado para el partido ante Marathon, Wilmer nos habla del sufrimiento que vivió en el conjunto jaibo y cómo en Motagua ha recuperado su amor al fútbol.
¡COMENCEMOS!
Vámonos directo al grano Wilmer… ¿El fracaso de Victoria es futbolístico o se debe a la mala administración?
Como siempre he estado muy cercano al equipo, se habla que la desgracia del equipo vino desde que despidieron a Carlón (Carlos Martínez), pero yo creo que la desgracia no viene de ahí. Creo que la desgracia de Victoria viene desde ya tiempo.
Cuando vos cosechás maldad, es lo que sembrás. No culpo a los directivos actuales, porque a ellos les tocó el tiempo de cosecha. El fruto de eso era dificultad tras dificultad. Nunca encontraron el camino correcto para sacar el equipo adelante.
Por ejemplo, lo de Ashton se les salió de las manos. Creo que ahí, cualquier equipo lo hubiera resuelto de otra manera. Fue castigado por todo un torneo cuando los dirigentes pudieron pedir un mes. El problema no viene desde el inicio de este torneo, viene hace mucho tiempo atrás cuando comenzaron a ver que el barco se hundía y se tiraban y lavaban las manos.
En ese tema de Ashton Bodden, él culpa directamente a Víctor Kawas (dirigente del equipo). ¿Estás de acuerdo?
Si no estoy equivocado se presentaron varios factores. Yo ahora defiendo un color azul fuerte, profundo que es Motagua. Claro, no desconozco lo que sucedía en mi ciudad.
Mi mamá me contaba cómo marchaba la situación. Duele cuando yo platico con el negro (Bodden) y me dice que lo dejaron solo, que él tuvo que pagar de su dinero un abogado para poder apelar el castigo. ¡Lo dejaron solo! También a Victoria le afectó que estaba peleando descenso con un equipo de San Pedro Sula, que la Comisión de Disciplina es de ahí. Bueno, no sólo lo de Ashton, lo de Wilson Güity. Ahí no fue tanta la magnitud del foul y le pusieron 5 partidos, pelearon y sólo le dejaron 3.
Esas cosas son lo de menos, tampoco en lo futbolístico se le estaban dando las cosas. No digo que sean jugadores malos, porque son sumamente buenos, pero les falta experiencia. Les hizo falta el liderazgo de un arquero como Bodden, si hubiera estado ese loco con su relajo organiza mejor. La frustración de él asusta y los jugadores lo ven. Le hicieron daño a un referente y el equipo nunca pudo encontrar un líder y lucharon sólos como pudieron.
¿Creés que con esta nueva generación de jugadores de Victoria el equipo regrese a la Primera División?
Madurez. Necesitan madurez. Creo que les duele más a los jugadores que pertenecieron al equipo que a los que lo están viviendo. Te das cuenta cómo ante Real España, Pablo Álvarez se comió 3, está bien, John estaba por la parte de atrás muy dolido y frustrado apoyándolo.
La semana ante pasada, Pablo regresa a entrenar. Admitiendo sus errores, él sabe lo que hace y no se esconde, pero la inmadurez de los compañeros que lo agarran a burla; molesta. Te das cuenta que estás descendiendo y ves a un portero que quiere reinvindicarse y tenes a 23 o 24 jugadores que se burlan de él y se fue del barco.
En Victoria se bajaron 5 o 6 jugadores. Pablo no se baja por cobarde, se baja porque no encuentra apoyo ni refugio en sus compañeros.
Van a segunda división, tienen que encontrar a un líder y madurar. La zona donde estábamos nosotros, es bastante bravo. Están Tela FC, Social Sol, Sonaguera y muchos más. Se van a encontrar con tantas cosas que no tienen idea porque no les ha costado. Los árbitros por ahí son localistas. Si jugás en Tocoa, el árbitro es de Sabá ja, ja, ja. Te vas a encontrar desprotegido. Son tantas cosa nuevas que van a enfrentar que solamente con hombría y apoyo de la afición van a poder sobrellevarlas.
¿Por qué tu fuiste del Victoria?
Justo en ese momento el equipo se acababa de salvar del descenso y peleaba en CONCACAF Liga de Campeones… Sólo jugué un partido contra Tijuana en La Ceiba y al último en México no me llevaron siendo titular y capitán del equipo. Jugué contra Firpo pero sólo 10 minutos. Me hicieron viajar desde Suiza, donde estaba haciendo una prueba, para jugar diez minutos, ja, ja, ja. Desde ahí siento que Héctor Vargas está manipulado, que tiene una orden. Luego me doy cuenta que lo que ellos querían era que ningún equipo me quisiera y me quedara en Victoria.
¿Qué pasaba por tu mente en ese momento?
Yo ya no quería jugar, me bajé a reservas con el profesor Santos porque no quería saber nada de Primera División. Andaba goleando por un lado y por otro pero la verdad es que yo lloraba noche tras noche. Los chicos me arroparon y también la afición. Así me quería sentir en el equipo de Primera División. Con mis errores y virtudes siempre lo di todo y cuando caí ellos me arroparon.
Cuando termina el torneo; ¿Seguías con contrato?
Yo no tenía para dónde agarrar. En mi cabeza estaba destruido porque justo estaba pasando lo del Mundial. Para la hexagonal no me tomaron en cuenta. No sabía qué hacer. Me llamaban otros equipos como el Vida, del equipo de donde salí, pero yo sólo les decía que me esperaran.
¿Independientemente de cómo te habían tratado fuiste fiel?
Sí, yo quería continuar por don Carlos Molinero. Él si quiere al equipo pero te digo, yo no culpo a la directiva de ahora porque el está ahí. Creo que el tal vez no se ha dado cuenta que la gente que tiene alrededor son dañinos para la institución. El bienestar del jugador para muchos directivos en el equipo es lo de menos para el jugador. Al ver que ellos no tenían ninguna opción me tiraron un contrato como perro. Eso también me sacó las lágrimas. Veo los números y veo que no era ni la mitad de lo que yo ganaba. Me trataron como un perro. Les dije que me iba a ir a la casa a pensarlo.
Después me llama Rolin Peña de Marathon, me sentí tranquilo porque era un equipo grande. Estoy en mi casa llorando, pidiéndole a Dios que me dé un camino para seguir y pum me llamó Yanuario para Motagua.
A él le habían dicho que yo estaba gordo, que ni jugaba y había sido Vargas. Todo estaba hecho para que yo siguiera en Victoria, que ningún otro equipo me quisiera y que humillado firmara ese contrato.
Yo le dije que me esforzaría al máximo para bajar de peso y me dijo que lo esperara. Yo creí que era mentira pero se hizo realidad y firmé con Nelson Abdalah mi contrato antes de que terminara el torneo. A la única que le conté fue a una tía porque yo todavía seguía en Victoria y para el partido de reservas Victoria vs. Motagua a ella se le safó decirle a uno de los de la barra. Ellos lloraron mi partida pero la gente de silla terminó pidiendo que me sacaran. Claro, eran 2 que 3 directivos.
¿Qué te dijeron cuando les dijiste que ya no seguías en Victoria?
Ufff. Me pidieron toda mi ropa. De Victoria no me quedó nada más que 2 o 3 camisas y porque estaban obligados a dártelo, pero un short de concentración no tengo. Me trataron como un perro al final y todo mundo lo sabe. Cuando fui a dejar mi maleta, siempre respetuoso. Aún me debían un mes y 20 días. Pensé en dejarlo ahí pero estaba tan adolorido que no pude hacerlo y se los cobré todo.
¿Cómo te sentís hoy por hoy en Motagua?
Aquí he vuelto a sentir amor al fútbol. Yo pensé en un momento irme para los Estados Unidos a trabajar. Tenía mis 23 años y yo ya no quería jugar fútbol porque no fui al Mundial, tantas cosas en mi cabeza.
Visa tenía, pero la idea era irme a quedar mojado ja, ja, ja. Esa visa me iba a servir para viajar pero una vez allá yo me iba a quedar. Cuando vine a Motagua no sabía en que barco estaba pero me adapté bastante rápido porque había estado con algunos en Selección juntos como Mayorquín, Alfred Mejía, Junior, Juan Pablo, Nimrod, Diego, todos fueron mis compañeros.
Hasta jugué contra Pato en su momento. Allá no me querían por gordo y aquí en Motagua sí estaba jugando. Así gordo al año fui campeón y titular jugando todos los partidos. Así gordo era tomado en cuenta en la Selección. Hasta ahora que llegó el profesor Pinto es que me han puesto una línea pero me he sentido tan bien que amo a jugar al fútbol de nuevo. Termina el entreno y quiero que sea el siguiente día para volver a entrenar.
¿Sufre mucho el futbolista hondureño con las situaciones laborales?
Sí. A mí me quitaron el sueño varias veces. Imaginate que fui uno de los mejores jugadores en los Pre Olímpicos en su momento y cayeron ofertas del Kansas y el DC United. No me dejaron ir, pero tomo eso como aprendizaje.
¿Soñás nuevamente con salir ahora que recuperaste el amor al fútbol?
Sí, claro. Yo tengo ese sueño. En mis venas ya está ese deseo por correr, la madurez que he alcanzado también la encontré futbolísticamente. Una oportunidad que se me de, no la voy a desaprovechar. Tal vez ahora lo deseo tanto y por eso no se me está dando. No me quiero despegar porque es como no quererlo. No sé que hacer la verdad ja, ja, ja.
¿Hasta cuándo tenés contrato con Motagua?
Tengo 6 meses más.
¿Ya te han hablado de renovación?
Han hablado pero como te digo, yo estoy tranquilito. Estoy relajado. Estoy con las ganas de salir al extranjero pero no con la desesperación de irme de un lugar donde me siento bien. Si se da, el equipo lo decidirá si me conviene o no.
¿Por qué aumentaste de peso?
Ja, ja, ja. Llegué a las 202 libras por ahí. Estaba bien grande ja, ja, ja y si le agregás las rayas azules y blancas estando en Victoria, qué lío ja, ja, ja. Empecé a comer por la frustración que sentía por el momento que atravesaba. Corría y jugaba pero al minuto 60 ya no quería la pelota. Usaba el dicho del flaco “Cuando te pida la pelota no me la des”, ja, ja, ja.
¿Te puso quieto Pinto con la comedera?
Sí. Ja, ja, ja. Él me dijo: “Cuento contigo pero no cuento contigo por ese peso. Si veo que estás luchando por bajar ese peso, vas a estar conmigo siempre”. Hoy en día estoy en esa lista siempre. El profe ve que estoy jugando y que estoy trabajando en mi peso. Yo me siento feliz porque he bajado aunque él me dice que tengo que bajar un poco más todavía, pero ha visto que le he metido ganas.
¿Estás a dieta?
Sí, pero por ratos me como..
¿Tus baleadas?
No he probado baleadas en Tegus que me gusten aún ja, ja, ja. Me gusta el pollo frito con tajadas.
¿Qué tal los entrenamientos con Pinto?
Es un “animal” para trabajar. Ja, ja, ja. Es bastante exigente. No he tenido un técnico como él. Es una disciplina increíble. Ha logrado resultados con su estilo y él no va a cambiar. El jugador es el que debe acoplarse a su trabajo. Son unas matadas que nos da, todos terminan y yo me quedo pero nunca le he dicho que no. Jamás me le he caído ni vomitado.
¿Qué pasaba por tu mente durante el segundo partido ante El Salvador?
Llegamos con la convicción al estadio de que íbamos a arrollar a El Salvador. Con el triunfo le mandamos un mensaje a los canadienses. En ese partido todos nos convertimos en técnicos. Carlo Costly se frustraba ja, ja, ja. Yo les gritaba, también. Ahora somos una familia. Hubo momentos que nos mataba la prensa, hacían memes y no queríamos estar en la Selección pero llegó el momento de decir “Aquí estamos, no somos las piedras” que la gente creía.
¿Qué podemos esperar para el partido contra Canadá?
La gente volvió a confiar porque nosotros hicimos que confiaran. El equipo tiene más convicción, creencia y fe.
¿Pesa el hecho de que ustedes son la nueva generación de la Selección Nacional?
Al principio no pesó. En Alfredo querían ver un Amado. En un Elis un David Suazo, en un Choko un Carlos Pavón. La gente vive de un pasado, ahora ya están reconociendo nuestras virtudes. En el caso de Alfredo, no tiene la tenencia de pelota que tenía Amado pero Amado no tenía la marca que tiene Alfredo. Son jugadores distintos y nuestra afición debe comprenderlo. Gracias a Dios tenemos a jugadores como Maynor, Boniek, Noel y al profe Amado que trabaja mucho con nosotros.
