Diez treinta de la mañana. Mientras voy por el centro de Tegucigalpa, cerca del Museo para Identidad Nacional, me llama la atención una mujer de pelo corto y lentes oscuros que le cambiaba el pañal a su bebe.
A pocos metros está un hombre de camisa negra, jeans claro y rotos, pelo liso y medio largo, de ojos claros y sandalias, que en sus manos tiene un rollo de alambre y un par de tenazas.
En el suelo, la mujer, al tiempo que arreglaba a su hija, les decía a los peatones, “Venga, seño, mire sin compromiso” y “Acérquese, toque, vea sin compromiso”
Me acerco y Martín me saluda con el inconfundible acento de los argentinos y luego comienza a contarme su historia.
“Síííííí, viste, son diez años viajando y qué te puedo decir, esto es pura sobrevivencia callejera; comencé hace diez años y de cualquier cosa me puedo ganar un par de pesos… No me veás a los ojos, pibe, porque los ando reventados…”, finalizó su introducción este argentino que se gana la vida en cualquier ciudad a donde lo lleva el viento.
Vanessa se levantó y con su voz baja nos comentó que se dedican a viajar y a hacer turismo interno.
“Así nos ganamos el día, a veces Martín viaja y yo me quedo; yo estoy aprendiendo y así como hay días buenos hay días malos”, dice antes de seguir cuidando a su bebé.
Hablando del billete con Martín.
“Sí, mirá, hablar de billete es bueno y más cuando vos te lo ganás. Aquí se gana el billete dependiendo de la zona, ¿viste? Estos días la hemos visto feo porque yo he estado enfermo, no hemos visto mucha feria -dinero-, ella no puede estar en la calle sola, hoy vine por orgullo…”.
Pero ponele que en un dia bueno nos hagamos trescientos, cuatrocientos y si me la brinco para un lado bueno me traigo hasta 5 mil -agrega.
¿Valle de Ángeles es un buen punto?
Mirá, la onda es que también podemos armar y vender en negocios, con esto podés armar una micro empresa, en el Valle hay días buenos y hay días malos, no viajo mucho, solo cuando tengo billete y puedo lanzarme el trip para esas tierras -dice Martín.
¿Problemas con la Municipal?
Pibe, “sho” no tengo problemas con la polí ni ellos conmigo, miraaá, te explico algo: donde yo voy ya hay otro vendiendo lo mismo porque yo le enseñe, no puedo quitarlos, somos los mismos, el problema es cuando estoy trabajando y allí hay mucha gente chupando se viene el pedo -problema-, yo no los puedo correr, ese es el problema, allí viene la polí y me saca de donde estoy -cuenta.
La experiencia del Argentino en Honduras
Ja, ja, ja,, chinkungunya y Zika, mirame los ojos, mirame las manos, no puedo trabajar así, pero aquí estoy, soy un obrero ja, ja, ja, la experiencia -dice Martín-, quitando el zika y la chikungunya, lo mejor es mi mujer. Aquí estoy bien, pienso regresar algún día a mi tierra, pero ahorita estoy bien, me encuentro algo o veo un alambre tirado y esa va ser mi ganancia. La necesidad me obliga a seguir en esto… Tenemos hambre, ¿qué puedo hacer?
Un reto…
Dice Martín: “Tengo que ganar pisto, ahora quiero hacer mis figuras con los ojos cerrados, tengo que ganar clientes y que la banda que me vea me compre… 30, 40, 100, o 150 pesos me sirven porque es algo que no tenia ¿viste?También es un reto vivir aquí, hacer cosas diferentes, aprender darle mas a la gente, todo depende como andemos del hambre, así como ando en aldeas ando en grandes ciudades”.
Luego de platicar de retos con este argentino cabeza de hogar, seguimos el camino. Le compré una bicicleta americana de cuarenta pesos. Martín y su familia quedan en esa esquina del centro de Tegucigalpa. ¿Dónde estarán mañana? Dios dirá…
“Con alambre me quito el hambre, no lo hago para asombrar sino para irme a hartar”