El Halcón: “Un montón de imbéciles me tienen envidia”

El mensaje se lo mandan a su celular desde un número desconocido. Es una sola palabra: PAYASO. Con la habilidad de un pianista, Carlos Posadas, el popular reportero de Hable Como Habla al que se le conoce más por su apodo de Halcón, mueve los dedos, le da al pequeño teclado y responde el insulto.

“Siempre hay un imbécil que me tiene envidia”, dice. “Mire, alero, yo no me meto con nadie, pero si me tratan mal, pues respondo igual”.

Se sienta en la cabina de Radio House y pide una cerveza. Hoy es su día libre, así que no saldrá en la pantalla de HCH, mientras da la noticia de algún acribillado a balazos.

“Ponga en su entrevista que ando vestido bien fresa”, dice, y suelta una carcajada…

 

¿Usted se ve como el periodista más popular de la televisión? -le pregunto justo cuando empieza a sonar su celular.

Aló, aló, aló, ajá, dígame rápido, por favor -dice El Halcón-. ¿Dónde lo capturaron? ¿En Villanueva, Cortés? No, tita, yo no he sacado noticia de detenidos, no sé de qué me habla. Llame al abogado Pablo Matamoros. Cheque. Adiós.

 

Le preguntaba si usted se ve como el periodista más popular de Honduras… -le digo, luego de que él termina de hablar por celular.

¿Después de Salvador Nasralla? Pues yo creo que sí, porque hasta en el arroz me conoce la gente. Yo no sé cómo hacen, pero hasta con casco me reconocen. O se la voy a poner así: yo soy el periodista más famoso de la barriada. Ya de la high es otra onda.

 

¿Se considera famoso?

Sí. Aunque no me guste, soy figura pública.

 

Pero igual hay gente que lo odia…

Sí, porque quiere que yo diga lo que ellos quieren, y no es así la cosa. Otros me odian por envidia, porque digo la verdad o porque quieren estar donde estoy yo.

 

¿Usted es el rey de la sangre en la televisión?

Bueno… Me han sacado en Al Rojo Vivo y en el New York Times… O sea, yo sí voy al lugar de los hechos, no se me tiene que escapar nada.

 

¿Duerme tranquilo? ¿No tiene cargos de conciencia?

Ve, ¿y por qué? Eso es como al que le toca levantar los muertos que ya están engusanados y jucos, los de la morgue, mis compañeros, Muma, Pelo de Guerra , Polo… Cuando hay un juco, un arroz chino, como le llamamos, porque ya están los gusanos, ¿verdad? Alguien tiene que hacer el trabajo, pues. Ellos llevan una vida normal, después de desinfectarse van a su casa, tocan a sus hijos, comen… Igual yo. A mí no me afecta mi trabajo. Duermo tranquilo.

 

¿Cree que se ha endurecido?

Sí, claro, a mí no me da lástima nada. Solo me puede afectar ver un niño que se está muriendo… Cuando la gente se está muriendo yo los auxilio, llamo a los Bomberos, a la Cruz Roja, si está herido y bajo el sol lo movemos… Soy duro ya cuando está muerto; si ya se murió, se murió. ¿Qué voy a hacer?

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¿Come tranquilo después de darle cobertura a asesinados o luego de transmitir cadáveres despedazados o carbonizados? ¿No le choca?

Sí, como tranquilo, no me choca para nada. Tal vez lo que me puede incomodar es el olor a la sangre. Hay gente a la que usted le enseña la foto de un muerto y es brinco el que pega.

 

Eso de decir que “nada le da lástima” suena medio inhumano, ¿no cree?

No. ¿Cómo le digo? Soy frío, no inhumano. A mí me da pesar la gente que muere… Lo que le quiero decir es que el que va a hacer este trabajo y va a andar con “llorazones”, no sirve. Ver muertos es algo normal.

 

¿Qué le diría a aquellos que lo ven como un mercenario de la noticia?

Que se relajen. ¿Y qué van a ganar enojados?

¿MOVIÓ CADÁVERES?

¿Cómo se le pudo ocurrir mover cadáveres de la escena del crimen?

¿Habla de la foto donde salgo agarrando a una muchacha de los pies? No, eso no es cierto, no estaba muerta. Lo que pasa es que hay un montón de imbéciles que me llevan hambre, envidia, y se ponen a inventar tonterías. La historia va así: en el Parque España andaba una pareja, mataron al muchacho, no sé quién era, y no ve que la chava se desmayó. Yo llegué rapidito, porque siempre ando en moto, y la chava quedó toldeada. Y yo le dije al policía: “Hey, vos, a esta chava le pegó el patatús, hay que reanimarla”. La agarré de los pies para despertarla, la sacudí, me tomaron fotos y yo no le paré bola a eso. Y luego salen unos imbéciles diciendo que era una muerta.

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“Agarré de los pies a la muchacha. No estaba muerta; solo desmayada”.

¿Y no lo era?

¡Nombe! ¿Cómo voy a mover a un muerto teniendo a los policías allí? Ahhhh, sí serán imbéciles esos. Ni saben de lo que están hablando.

 

¿Y las selfies que se tomó frente a unos cadáveres?

Je, je, je, mire, no era que estaba modelando ni nada por el estilo. Chivas, ¿va? –le dice a Sergio Montero, nuestro artista de la lente, pues iba a disparar la cámara justo cuando el Halcón estaba empinándose la botella de cerveza-. Había un relajo de periodistas que nunca iban a cubrir un muerto, no iban al lugar de los hechos y cuando empezó a salir el BB, armamos un grupo de los que cubrimos la nota roja, y dijimos “Va puej, el maje que llegue primero donde está el muerto que mande foto para comprobar que ya está en el lugar”. Entonces, cheque, yo me tomaba la foto delante del muerto, para que aquellos majes vieran qué pedos conmigo. Eso fue todo.

 

A usted se le acusa de tomarse selfies, de irrespetar a los muertos…

La foto sí… Por eso le estoy aclarando. Era para comprobar que yo había llegado primero; si a mí el muerto ni me importaba quién era.

 

¿No se arrepiente de haber hecho eso? ¿Lo ve como algo ético?

¿Y es que yo maté a la persona, pues? Yo les pedí disculpas a los familiares, a los amigos, porque eso fue un boom, un escándalo.

 

Sí, le tiraron duro en las redes sociales…

Sí, ¿y qué? ¡Aquí estoy, tranquilo!

 

Ok, recapitulemos: ¿Nunca movió un cadáver?

No, no, no, eso es clavo, compa.

 

¿Y tampoco se tomó selfies con cadáveres?

Tampoco hice eso.

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“Solo un imbécil puede decir que yo moví cadáveres”, señala el popular Halcón.

 

¿Ha “bolseado” a algún cadáver, le ha sacado el dinero?

Nah, cuando yo llego ya están bolseados más bien, ja, ja, ja.

 

¿Cubriría la noticia con el mismo entusiasmo si fuera un familiar suyo, su esposa…?

Yo miro a la Chela tumbada (se refiere a su Yessy, su esposa), pues me toca cubrirla… ¿Y qué voy a hacer?

 

¡No, eso sí que no le creo!

Ja, ja, ja… ¿Macaneado, verdad? O un hijo… A mí me han dicho, “Ajá, Halcón, ¿Y si un carro levanta a tu mamá y la mata? ¿O le cae una bala perdida?”. La verdad es que no sé, porque todo dependería de cómo estuviera de los nervios en ese momento. Yo digo que tengo los nervios templados.

 

¿Usted no siente que a veces se pasan con las imágenes que pasan?

Compa, eso es parte de la chamba. Tal vez sí. Pero antes les filmaba hasta el hígado o les hacía tomas de los gusanos; ahora ya no. Pero yo nunca he inventado, porque allí están las imágenes.

 

¿Cómo lo recibe la gente a usted en los mercados y en los barrios?

Como si fuera alcalde. En la barriada me quieren, porque soy genuino, original, soy otro rollo. Nunca ando corbata… Más bien ahora mire cómo ando; ponga que ando fresa, ja, ja, ja -y enseña la camisa marca Columbia anaranjada, pantalón de azulón y los zapatos café.

 

¿Es amigo de los pandilleros?

Ni amigo ni enemigo.

 

¿Lo han amenazado?

Sí… Como si yo tuviera culpa que estén presos. Allí me han mandado a decir que me van a pelar, yo me cuido, pero usted sabe que cuando esos manes quieren revantar a alguien no andan avisando.

 

¿Le llueven las mujeres?

Sí.

 

¿Cómo le hace con La Chela? Se ve que tiene su carácter…

La Chela tiene que acostumbrarse, porque me llaman y me mandan mensajes un montón de personas.

 

(El verdadero nombre de la Chela es Yessy. Al final de la entrevista, cuando el Halcón posaba para la cámara, ella me contó algunas curiosidades de su vida junto al popular periodista de sucesos.

“Vivimos en la parte alta de una funeraria… Hay dos cosas que me apasionan: ser estilista y preparar muertos”, dijo. Estaba sentada en una de las mesas del restaurante Radio House.

El día en que el mercado Mayoreo agarró fuego, Carlos Posadas y Yessy andaban de compras. “Sentí como un chillido y de repente fue el fogonazo en el brazo izquierdo. Carlos me vio la quemada, dijo que no era nada, me mandó al hospital y se quedó transmitiendo la noticia”, cuenta).

 

¿Lo enamoran las chicas?

Sí, hombre, aquí le voy a enseñar –dice, el Halcón, y muestra algunos mensajes con corazones que le mandan.

 

¿Le llueven las mujeres por su fama?

Sí, compa, si no fuera por eso, olvídese. Ni bonito que fuera, je, je, je.

 

¿A quién le hubiera gustado invitar a cenar: a Carolina Lanza, Elsa Oseguera o Ariela Cáceres?

Uy, hombre, a Elsa Oseguera. Ella es más barriada, estuvo poco tiempo acá en Tegus, pero con esa man nos entendíamos, por el caliche que manejamos.

 

¿Elsa es operada?

Pues no sé… Creo, creo, creo, ja, ja, ja… La verdad que no sé qué pedos, compa. Nunca le pregunté. Pero tiene de todo.

 

Usted publicó en su Facebook unas fotos de Alex Márquez preguntando si creen que él es gay.

Es que el man la había agarrado conmigo, yo no me meto a rollos… Ahora sí nos hablamos, no sé si hipócritamente, a saber… Pero al principio me quería vacilar y yo no aguanto mucha paja. A mí me “hackearon” el Facebook y pusieron que yo era del otro bando, fueron ese man de Alex y otro jetón que ya no trabaja en HCH. Eso me maleó. Yo a las pruebas me remito. En cambio ese man de Alex, yo no sé qué pedos…

 

¿Se iría a Televicentro si le hace una oferta?

Allí solo que me digan “Te vamos a dar cincuenta mil bolas”. Con dolor en el alma le diría a don Eduardo “Lo siento”… Pero HCH me ha tratado súper bien, no tengo queja.

 

En realidad, El Halcón no se queja de nada. A pesar de su popularidad, es un tipo simpático y curtido en la universidad de la calle. Lo único que lo hace perder la calma -aunque solo momentáneamente-, es cuando le mandan mensajes para insultarlo. Como el que lo llamó PAYASO. Su respuesta fue la siguiente: “Tu madre hijo de sesenta mil putas”…

 

 

MENÚ RADIO HOUSE

Equipo: Motagua.

¿Ha consumido drogas?: Nunca.

¿Cree que ganaría si se lanza a diputado?: Sí, hombe.

HCH: Está en el primer lugar y tiene cagados a los demás medios.

¿Votó por Salvador Nasralla?: Sí.

¿Dónde se crió? Barrio Bellavista de Comayagüela.

Carolina Lanza: Mujerón.

Elsa Oseguera: Otro mujerón.

Ariela Cáceres: Pucha, enojada.

Admira a: Pablo Matamoros.

Eduardo Maldonado: El cerebro de HCH.

Un sueño: Tener un programa con cien patrocinadores, je, je, je.

Sus padres: Ufff, siempre ando presente sus consejos.

Los muertos: Allí están.

Estudios: Llegué hasta la U pero no he podido terminar por el trabajo.

Sus hijos: Obedientes.

Renato Álvarez: Buen periodista.

Carlos Posadas: Sencillo, un periodista de la barriada.

 

EL APODO

Estaba en Canal 6 y como siempre soplaba para cubrir los sucesos, había una presentadora que se llamaba Erika, yo le decía “Ya me voy, ponga a la gente en suspenso que hay una última hora”, y yo me iba jalado y regresaba rápido y esa mujer quedaba asombrada y una vez dijo “Uy, usted sí vuela, es un halcón”. Ella me clavó el Halcón.