En la esquina opuesta del Teatro Manuel Bonilla se encuentra una caseta colonial que hace contraste con todo ese escenario majestuoso de la cultura nacional. Es una mini cafetería con unas 10 butacas, pero con un olor increíble y muy difícil de describir.
El olor a chorizo, carne de res o de cerdo, huevo, tortilla bien tostadita, plátano frito, se confunde con café de palo y se sienten aromas que son mezcla de pueblo, fogón y casa vieja.
Este puesto que les digo está ahí hace más de 43 años y es un negocio familiar donde venden las famosas “Burras” y ¡¡¡qué burras!!! Realmente son deliciosas.
Estas burras tienen una peculiaridad bien grande aquí no le hacen las tradicionales burras sino que ellos mismos hacen sus propias combinaciones. Por ejemplo: espagueti con chicharrón o frijoles; arroz blanco con chorizo. Y un largo etcétera…
A parte de sus burritas, esta mini cafetería se ha convertido en una sala de encuentro de grandes hombres y mujeres que todas las mañanas se dan cita a las siete en punto a degustar de su desayuno y a querer resolver el mundo.
Los que van muy de prisa o andan cortos de presupuesto piden la burrita sencilla huevo, frijoles, mantequilla y tortilla, otros que andan un poco más desahogados de dinero piden la “mega burra” y la acompañan con una taza de café, estas personas con cada sorbo de café y cada mordida se quieren comer el mundo.
Este lugar también es muy buscado por los estudiantes y no solo para desayunar y recargar pilas para ir al colegio, sino que muchos llevan a sus novias para invitarlas a comer o celebrar el aniversario de “andar jalando”.
Otra de las curiosidades de este negocio es que solo atienden hombres: los hermanos Bayron y Daniel Valladares, nietos de doña Clementina Valladares, la comandante del negocio.
Esta señora tiene más de 70 años y se encarga de cocinar estas deliciosas burras. Y para ellos se levanta todos los días a las tres de la mañana a preparar alrededor de 150 burras.
La mini caseta está abierta de lunes a sábado de siete de la mañana a 12 del mediodía, así que si andas por ahí date una vuelta y probá las deliciosas burras de Manuel Bonilla.