OTTI de Tegucigalpa: buenos, bonitos y baratos

Con una sonrisa muy simpática nos atendió en su tienda Otiliano Rodríguez, dueño de la marca de zapatos Otti. Nos sentamos en uno de sus muebles y así comenzó la entrevista con este hombre que es un ejemplo total de superación, mientras a la tienda no paraba de llegar personas a comprar sus respectivos “cachos”.

 

¿Qué es lo que les vende a los clientes?

Un zapato de calidad, bueno, bonito y barato. El zapato está para venderlo más caro pero el país no da para eso. Si vos ves, de 800 a mil 200 lempiras son los precios para hombre y los de mujeres van de 400 a mil lempiras.

¿Y el nombre Otti, por qué?

Me llamo Otiliano y Otti la gente siempre me ha llamado así; la doble t es por estética.

¿Cómo inicia la historia de zapatos Otti?

Fijate que Otti inició en agosto del 2013 por una curiosidad, necesidad y porque también es algo que ya lo traemos.

¿Cómo así… ya tenían experiencia en el tema de calzado?

Siempre nos hemos dedicado a la industria de calzado pero, específicamente a las suelas, todas las suelas que vos mirás son hechas por nosotros aquí en Honduras, todas -enfatiza-; mi papá es zapatero de antaño y la suela es muy importante para producir los zapatos.

¿Otti es el pionero de esta industria?

Otti ha ayudado a muchos, aunque ahora hay bastantes marcas, aunque lo chepeen  eso no me importa, porque le está dando la mano a muchos talleres hondureños. Para mí eso es lo más bonito

¿Algunas de sus suelas vienen personalizadas?

Sí, unas vienen así, especialmente los mocasines.

¿Usted creció en medio de todo esto entonces?

Sí, crecí en el rubro, pero jamás me imaginé que me iba a meter al rollo de hacer zapatos. Siempre iba al taller de mi papá, miraba cómo se hacen los zapatos. Empecé a involucrarme en agosto de 2013. Yo le dije a mi papá que le quería ayudar en el taller aportando mis conocimientos.

Estudie Ingeniería Industrial, así que hice un estudio y vi que había mucho desorden, y encontré la oportunidad de ayudar con formatos para producciones, servicios para su materia prima, poquito a poco fuimos creciendo, porque al zapatero le gusta que le ayuden, pero sin dar nada a cambio.

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¿Pero a todo esto, no había ni idea de posicionarse como Otti?

Nombe, no existía nada, ni la fábrica, ni la visión, nada de nada, la idea o visión se fue desarrollando poco a poco. Yo me emocioné tanto que empecé a comprar y a vender zapatos.

¿Cuántos meses estuvo comprando y vendiendo zapatos?

Pasaron seis meses y yo ya tenía una clientela heavy, entonces ya para diciembre del 2013, la gente los miraba tan versátil que se enamoraban, los pueden usar en jeans, en short o con algo formal.

Fíjate que en el taller yo hacía unos mocasines feos, unos totopostes feos, entonces con mi papá empecé a trabajar más de cerca y a ver la calidad de cuero que podíamos traer.

¿Y la marca cuando la creó?

Meses después. Le dije a un amigo que me lo diseñara, porque ya me había gustado el tema de los zapatos, y fue ya con la marca que vendía más, los iba a dejar por encargo, pero el tráfico que hay en Tegucigalpa es perro, entonces un día contraté a alguien con moto y así empecé hacer rutas diarias. Los mandaba a dejar a oficinas, a escuelas y eso me empezó aumentar las ventas.

¿A cuánto vendía los zapatos en ese entonces que no tenía tienda?

Los vendía a 500 lempiras o 600, porque no habían gastos de tienda.

¿La caja donde los empacan tiene un mensaje, que significa ese mensaje?

Esa fue una frase que nos pusieron por WhatsApp y me gustó mucho, porque cuando andamos enojados, tristes, una sonrisa le puede cambiar el día. El mensajes es “La paz comienza con una sonrisa”.

Le está transmitiendo a la gente esperanza, creo que este ha sido un taller que a la gente le dice sí se puede, pero solo si  le decís a Dios de tus proyectos.

Yo empecé, pero le dije a Dios que si era algo grande yo lo quería ver y te puedo decir que en cuestión de meses fue sobrenatural, era tanta clientela que ya no aguantaba el celular. Era algo bárbaro, todos los días y a cualquier hora me pedían zapatos.

 

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“La paz comienza con una sonrisa”. Leyenda en las cajas de zapatos Otti.

 

¿Qué famoso usan Otti?

Casi todos los de Televicentro, futbolistas, y eso me ayudó a crecer. Sentí el apoyo de personas que yo no los llamé, ellos fueron los que me dijeron “Te queremos ayudar”, pero sin duda Eduardo Maldonado nos ayudó bastante, se dispuso a hablar por más de dos meses de los zapatos y era increíble HCH es HCH, recibía una cantidad exagerada de llamadas.