Es un hecho histórico que el Papa Francisco esté en el hermano país de México, concluye una reconciliación de relaciones diplomáticas que a lo largo de los años se mantuvieron frías y distantes, es necesario saber que México y el Vaticano formalizaron relaciones hasta 1992.
En otro momento les cuento las razones, por ahora me llamó mucho la atención la actitud de Su Santidad Francisco en un discurso pronunciado a la clases política mexicana. ¿Por qué? Porque me pareció que esas palabras estaban dirigidas a todo Latinoamérica sobre todo para Honduras, uno de los países mas corruptos del planeta.
Antes que nada, el Papa estará durante 4 días mas en México, llega con un mensaje de paz, como un peregrino hacia la casa de la madre, la Virgen de Guadalupe, Madre de América.
Hoy, el discurso fue tajante, no se anduvo por las ramas y puso el dedo en la llaga:“Cada vez que buscamos el camino del privilegio o beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos, tarde o temprano la vida en sociedad se vuelve terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte” .
El recinto rompió en aplausos, durante casi dos minutos, se me hizo un tanto hipócrita, debido a que estaban presentes todas las autoridades mexicanas, Peña Nieto y todos los altos funcionarios del gobierno, mi pregunta: ¿Aplauden?…
Es como si el discurso no es con ellos, como si nada les importara. ¿Será que así son todos? … Se me hizo tan familiar, tan parecidos en todos los problemas que agobian a estos países, separados únicamente por una frontera.
Para terminar de rematar, el discurso que pronunció después en la Catedral de la Ciudad de México:
“¡Si tienen que pelearse, peléense como hombres, a la cara!
En la Catedral, Francisco dirigió un largo discurso a los obispos mexicanos, cuyo retrato robot – elitista, apegada al poder, alejada de los verdaderos problemas de la gente, muda ante el azote de la pederastia y el narcotráfico—no coincide exactamente con los deseos del Papa para su nueva Iglesia. “¡Ay de ustedes si se duermen en los laureles!”.
Francisco les pidió a los Obispos presentes en la catedral que salgan a la calle, que tengan “la mirada limpia”, que “no se dejen corromper por el materialismo trivial”, que no pierdan el tiempo “en habladurías e intrigas, en los vacíos planes de hegemonía, en los infecundos clubes de intereses”. “No se necesitan príncipes”.
Mas claro no puede ser, un mensaje a que tomen cartas en el asunto y propaguen el amor, la empatía hacia los mas necesitados, alejados de toda perturbación, con la mirada fija en el bienestar de toda una sociedad abatida por gente mal intencionada.
Dicen las notas periodísticas (Reforma, 9 de febrero) que el Papa ha dicho “…que no busca tapar, sino más bien denunciar la corrupción y la violencia generada por el narcotráfico en el País. El México de la violencia, el México de la corrupción, el México de los cárteles, no es el México que quiere nuestra Madre”.
Tiene toda la razón, ese México es el reflejo de la mayoría de países latinoamericanos sumergidos en una ola de violencia, en un constante temor por salir a la calle, leemos diarios y las noticias negativas en lugar de disminuir pareciera que se reproducen a una velocidad exagerada, la autoridad responsable por dar fin a estos problemas, ¡Bien, gracias!, ¿incapacidad? ¿corrupción? sin duda es una de las dos razones anteriores, o de plano las dos, lo cierto es que se asoma desde México hasta la Argentina, pasando por nuestro país.
Seguramente el Papa Francisco, conoce mejor que yo, los problemas que aquejan a Latinoamérica, espero que sus comentarios sigan llevando ese mensaje tan directo, el Papa no debe verse como una figura de adoración como muchos confunden, sin embargo, debe verse como una figura de admiración, que llega a este continente para concientizar a los ciudadanos de todas las naciones latinas que debemos actuar, no solo quejarnos y opinar, total, de la boca al aire cualquiera es bueno en todo.
La razón principal del mensaje del Papa es despertarnos, que presionemos a los gobiernos y a las autoridades a que cumplan con su deber para que día a día vayan erradicandose la corrupción y la impunidad, lento, pero seguro, sobre todo, sin pausa.