Uno de los mejores delanteros que he visto es: Romario da Souza Faria, a pesar de su baja estatura, hizo añicos las redes de la mayoría de rivales que enfrentó. El 29 de enero, Romario, cumplió 50 años, varios ex compañeros del Barca se pronunciaron felicitándolo y contando una anécdota importante con el delantero.
Resulta que he estado viendo en redes sociales una anécdota muy peculiar, el técnico Johan Cruyff contó en entrevista una historia sorprendente, y se ha vuelto viral, la historia dice así:
“Una vez, Romario me preguntó si podía perderse dos días de entrenamiento en el Barca para poder ir a Brasil al carnaval de Rio de Janeiro.
Respondí: “Sí marcas dos goles mañana, te daré dos días más de fiesta con respecto a los otros jugadores de la plantilla”. El día siguiente, Romario marcó dos goles en los primeros 20 minutos de juego e inmediatamente vino a la banda y me dijo: “Técnico, mi avión sale en una hora”. No tuve opción y cumplí mi promesa con Romario”.
Sin embargo, después de leer esta fabulosa historia, digna de un cuento o de una película, me encontré con una publicación de Don Balón, donde tira al suelo y desmiente la increíble historia, la nota dice así:
“Esta deliciosa anécdota tiene todos los visos de ser mentira o al menos estar hinchada por el holandés. Los datos de la estancia de Romario con Cruyff en el Barca, desvelan que eso jamás sucedió. En los dos años que estuvo el brasileño en el Barca nunca jugó menos de 74 minutos tras anotar un gol. Además de jugar todos los minutos de los partidos de febrero, cuando es el Carnaval de Brasil, durante su primera temporada, ya que la segunda en febrero ya no formaba parte de la plantilla azulgrana. Por lo que la anécdota de Cruyff no se aguanta.”
Después de verificar esta información, puedo concluir que la imagen con la historia que se esta compartiendo y haciendo viral, es completamente falsa, antes de compartir algo en redes sociales, al menos tomemos unos minutos para verificar la información, no vaya a ser que quede como “Pedrito y el lobo” engañando a sus vecinos que venia el lobo, cuando fue real, nadie le creyó una palabra.