Caso Típico:
Vas manejando tranquilo en tu carro, ves que más adelante en la calle hay un operativo oficial, así que empezás a hablar con vos mismo: “Ojala que no me detengan”, y no por que seás culpable de algún delito, simplemente no querés perder dos minutos de tu día cuando estás consciente que no le debés nada a nadie y que respetás las leyes.
El royo es que si te hacen la señal de parada no te queda de otra que orillarte, esperar que se acerque a tu carro y que haga lo que tenga que hacer; sin embargo todo parece indicar que estos oficiales se están sobrepasando en sus límites de autoridad.
Su misión originalmente es detenerte y explicarte por qué te detienen, algo que tenga que ver con tu automóvil, ya sea que no llevabas el cinturón puesto, andabas mal una luz, en fin, cualquier cosa, pero en ocasiones van más allá de eso, te paran y te hacen un interrogatorio perro.
Aquí algunas preguntas que los policías de tránsito no deberían hacerte:
¿A dónde vas? ¿De dónde vienes?
Los oficiales no tienen por qué saber ese tipo de cosas y punto.
¿A qué se dedica?
Tenés que andar avispa, estás obligado a responder preguntas que tengan que ver con tu carro, de ahí en adelante nada más, con ello lo resumimos todo.
¿Qué tiene en la maleta?
Con esto el policía te hará bajar del auto y automáticamente tendrá el derecho a revisarte, porque estarás en vía pública, mientras que tu auto es una extensión de tu propio domicilio, así que no tiene por que catearte, a menos que tengan una orden judicial.
Ahora, si no debés nada a la justicia no hay problema, podés hacer todo eso y no tendrán por qué culparte de algo, aunque lo más seguro es que estén buscando la famosa mordida, principalmente en un país como el nuestro.