Hombres con saco y corbata, sus zapatillas relucientes, mujeres con vestidos “fufurufos” y encopetadas” se bajan de sus carros último modelo y con un sinfín de guardaespaldas. Así se llegan a visitar a la Patrona de Honduras, la virgen de Suyapa.
Todas estas personas se sienten en primera fila por cuestiones de protocolo, ellos no se preocupan de llegar un poquito tarde o muy tarde pues siempre van encontrar un asiento, pero para que les sigo hablando de ellas si ya hemos visto por la televisión cómo es el asunto.
Hoy les quiero hablar de una mujer que no sale en primeras planas de los periódicos por ser la mejor vestida de la alborada.
Tampoco se sentará en primera fila, porque no hay asiento para ella a pesar de que planifica su viaje -nos cuenta-, durante más de 10 meses para poder recolectar los dos mil lempiras que ocupa solo de transporte.
Esta mujer se llama Marcelina Domínguez, es originaria de la Esperanza, Intibucá. Es lenca, y anda con un vestido color naranja y una toga azul (pañuelo cruzado y amarrado en la cintura) ¿Muy sencilla no?
Atrás, sobre su espalda, llevaba a su hijo recién nacido, metido en su toga, y al lado izquierdo, agarrado de la mano, su otro pequeño.
Marcelina viajo dos días antes del cumpleaños de la Virgencita, ella sí quiso estar muy puntual, no le importa dormir en la intemperie con sus hijos.
Claro, si a eso le llamamos dormir porque no le ajusto el dinero para comprar una carpa, bolsas plásticas, pues.
Tampoco le preocupó qué iban a comer sus hijos y ella, porque esta mujer de las que le hablo tiene una fe inquebrantable.“
Mi Morenita no nos va a desamparar y mire aquí estamos bien comidos”, dice mientras su hijo mayor, que no pasa de unos dos años, está comiendo un pedazo de tortilla que una feligresa le dio.
Ella sin duda quería estar muy puntual en el cumpleaños de la Patrona de Honduras dándole gracias por nunca abandonarla.
Ahora me pregunto… ¿Quién merece estar en primera fila?
Fotos: Sergio Montero.
https://youtu.be/nhqKJ9-jo70
