Tras muchos años de búsqueda, gracias al análisis de ADN, finalmente se ha podido descubrir quien era verdaderamente Jack el Destripador.
Para que todos estemos en sintonia, este fue un asesino en serie que atormentó el area de Whitechapel en Londres en el año de 1888, asesinó a cinco mujeres, pero, en realidad se le atribuyen mas víctimas en áreas sumamente pobres de la capital inglesa.
El sobrenombre resultó de una carta que enviaron a la policia, donde decía que se atribuía los asesinatos, en su búsqueda la policía emitió boletines con este alias para poder dar con su paradero, jamas lo encontraron.
Después de 127 años, han encontrado la verdadera identidad del asesino, la clave para el descubrimiento es el escritor Russel Edwards, obsesionado con los crímenes a finales del Siglo XIX.
La suerte del escritor, fue comprar en el año 2007, un chaleco que pertenecía a una de las víctimas de Jack el Destripador, la mujer fue identificada como Catherine Eddowes, fue la segunda víctima de Jack; el escritor Edwards, contrató un experto genetista, el doctor Jari Louhelainen quien consiguió extraer ADN de las prendas que se conservaron todo este tiempo sin haber sido lavadas, así solo tuvo que comparar el material genético del asesino con el de todos los sospechosos de la época para dar con el asesino en serie.
Todos los sospechosos están muertos, pero, el genetista buscó a los descendientes de los señalados como responsables y realizar una comparación de ADN con el ADN encontrado en la ropa de las víctimas.
Tras varios análisis, el primer resultado obtenido fue de 99% y el segundo, 100%. de esta manera, Matilda, una de las descendientes de los sospechosos, daba como resultado que el asesino en serie mas famoso de todos los tiempos era nada mas y nada menos que Aaron Kominski, un famoso peluquero que en la época de los asesinatos tenia 23 años. Se pudo determinar mediante el ADN, la etnia y procedencia geográfica del ADN extraído, común en personas descendientes de rusos y judíos.
La policia de Londres siempre lo mantuvo como el principal sospechoso, pero, en aquella época la ciencia no estaba tan evolucionada y no lograron reunir las pruebas necesarias para acusarlo formalmente.
Sin embargo Scotland Yard seguia sus pasos día y noche, lo tuvo vigilado hasta que fue ingresado en un hospital psiquiátrico por “probable esquizofrenia paranoica con alucinaciones auditivas y propenso a masturbarse”.
Estuvo ingresado desde 1891 hasta 1919 año en que Aaron Kominski murió, sin haber sido juzgado o pagado pena en la cárcel por los crímenes atroces que cometió.