NOTA DE REDACCIÓN: En menos de cuatro meses, www.radiohouse.hn se ha convertido, gracias a sus reportajes, entrevistas y credibilidad, en el sitio web favorito de los lectores hondureños. Aquí no mentimos ni especulamos, y, aunque publicamos notas internacionales, preferimos las historias y personajes con saborcito catracho. A partir de hoy -y hasta el fin de año-, volveremos a compartir con ustedes algunos de las mejores entrevistas realizadas entre el 31 de agosto a la fecha. ¡Que las disfruten!
La belleza de Lourdes Bertrand hace que me sienta como un ratón tímido e inofensivo. Cada vez que puedo le echo una mirada discreta a la mujer que está sentada con la pierna cruzada sobre el borde de un sofá café: su cuerpo, el rostro, el pelo, los ojos…
Su sensualidad y el olor de su perfume despiertan mi imaginación, y por un segundo cierro los ojos como lo hace el pequeño roedor antes de clavarle los dientes a un pedazo de queso. Pero… ¡Clack!, algo suena, y de repente compruebo que he caído en la trampa.
Tres muchachas de pelo morado que viven en un cuadro que cuelga de una de las paredes de la sala contemplan la escena sin una pizca de asombro.
Ellas serán las principales testigos de esta entrevista entre la Gata y el periodista reducido a la pequeñez de un ratón…
Su matrimonio con el famoso Gato fue muy conocido en Honduras, especialmente en Tegucigalpa. ¿Cómo recuerda esa etapa?
Carlos, además de ser el padre de mis dos hijas, es la persona con la que yo terminé de crecer. Yo era una adolescente cuando empecé a salir con él…
¿Qué edad tenía usted?
Catorce.
Era una niña…
Sí, una niña… Fui su novia a los catorce años y me casé a los dieciséis, tuve mi primera hija a los diecisiete y a los dieciocho nació mi segunda hija.
¿En ese entonces no era prohibido casarse por aquello de que usted era menor de edad? ¿Cómo le hicieron?
Sí era prohibido, lo que pasa es que él era un hombre muy astuto, consiguió la firma de mis padres y el permiso, y no tuvimos problemas.
¿De cuánto era la diferencia de edad?
Solo cuarenta años…
¿Y esa diferencia de edad al final terminó pesando?
Honestamente no, porque yo viví muy enamorada de él. Carlos llenaba mis expectativas. Yo no crecí con mi padre, me hacía falta esa identidad, y de alguna manera la busqué en Carlos. Yo llegué a estar tan enamorada de él que le puedo asegurar que si hubiera moldeado un poco su carácter, si hubiera sido más tolerante y si se hubiera apartado de ciertos vicios, todavía estaría casada con él.
¿Era muy enojado?
Sí, tenía un carácter muy fuerte. Lo que más afectó nuestra relación fue su alcoholismo. La combinación de carácter fuerte con alcohol fue nefasta. Él es un gran profesional, un icono en el ámbito deportivo. Creo que nunca se esperó que yo tomaría la decisión de divorciarnos. Yo quería estudiar y no me dejaba. Yo siempre fue buena alumna y tenía ese deseo, pero no podía.
¿Eso fue lo más difícil que tuvo que soportar en su matrimonio?
Lo más difícil fue la violencia doméstica y la presión psicológica, porque era un hombre con poder, mayor, versus una cipota ingenua que lo veía a él como su dios y su todo, entonces me manipulaba, me doblegaba. Además, yo era madrastra de cuatro chicos más que vivían con nosotros. ¿Entonces, se imagina a una adolescente en ese papel? Fue muy difícil, pero eso me hizo crecer y madurar muchísimo, porque uno madura… o madura. Eso me dio otra perspectiva.
¿Era muy celoso?
La Gata suelta una pequeña sonrisa: “Pues fíjese que al comienzo la celosa era yo, porque él tenía su gimnasio y llegaban tantas mujeres guapísimas y algunas hasta lo saludaban con beso en la boca”.
Hoy leí en el estado de su WhatsApp “El corazón no entiende de razones, te extraño Michi”. ¿Quién es Michi?
Michelle, mi hija mayor. Se fue a Argentina a estudiar Arquitectura… Se ganó una beca, se fue en marzo a Buenos Aires y… Me hace falta un mundo, horrible, horrible… Ya me hizo llorar –y de verdad, a la Gata le empiezan a salir lágrimas y se le corta la voz-. Mis hijas son mi motor, mi razón de vida. Son mis mejores amigas, mis confidentes. Entre nosotras no hay secretos. ¡Michelle y Lourdes son mi principal motivo de vida!
Usted fue criada en un ambiente muy estricto, ¿cierto?
Sí.
Sin embargo, ha dicho que tuvo una infancia “cinco estrellas”.
Sí. Fui criada por mi abuela materna –Yolanda-, y por mi tía Waleska, ambas eran mujeres espectaculares. Mi abuelita era una mujer luchadora, una matriarca, era a la antigua. Para conseguir un permiso para ir donde la vecina tenías que haber hecho la cena, barrido el patio, regar las plantas… Falleció hace diecisiete años, pero yo la extraño como si hubiera sido ayer que se fue.
A todo esto… ¿Y sus mamá y su papá?
Ja, ja, ja… ¿Quiere que le cuente? ¡Es que mi vida parece de telenovela! Mi mamá vive en Canadá desde que yo tenía ocho años. Se fue del país, hasta la fecha nunca me ha contado las razones… Una mujer muy guapa, con muchos pretendientes. Mi papá, en ese entonces, no vivía conmigo… Nunca estuvieron casados.
Usted tiene apellido Bertrand pero debería ser Suazo, ¿cierto?
Sí… El Bertrand es por el lado de mi padrastro… Yo soy hija de Byron Suazo, soy nieta del ex presidente, el doctor –se refiere a Roberto Suazo Córdova, Rosuco-. Mi papá no sabía de mi existencia porque mi mamá se lo ocultó y fue hasta cierto tiempo que se enteró. Entonces, yo crecí creyendo que era la hija de Armando Bertrand. Hasta muchos años después me di cuenta que no eran así las cosas, que me habían engañado, que mi mamá había quedado embarazada de mi papá y que mi abuelo, que iba a ser presidente, mandó a mi papá a Guatemala y no se pudo ver con mi mamá el fin de semana con mi mamá y perdieron comunicación. Mi mamá se quedó en Tegucigalpa y se encontró a los días con Armando Bertrand, que había sido su primer novio, vio que estaba embarazada, mi mamá le contó lo sucedido y él le dijo: “¿Sabés qué? Un hijo tuyo es como si fuera hijo mío”, y se casaron. Y nací yo. Y a la fecha de hoy soy hija de dos papás.
Toda una ensalada emocional la suya…
Es que es de novela.
¿Y don Armando?
Vive en la colonia 15 de septiembre y lastimosamente casi no lo veo, porque… Aquí le va otra historia: está casado con la que fue la primera esposa del Gato.
¡No! -exclamo sorprendido.
Sí… Es la ex esposa del Gato. Así fue cómo conocí al Gato.
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INTERMEDIO I: SOLO DE GATOS
¿Recuerda a algún personaje de Don Gato y su pandilla?
Sí, a Benito, el más pequeño y el más dulce. Me encantaba esa serie.
¿No le da cólera que Tom nunca atrapa a Jerry?
No… Yo sufría por Jerry.
Si los gatos tienen siete vidas, ¿cuántas le quedan a usted?
Las que Dios me quiera dar.
Como todo gato… ¿Usted siempre cae parada?
¡Siempre!
¿Con quién tendría una cena romántica: con Garfield o con Félix el gato?
Con Luis Miguel, ja, ja, ja. Creo que con Félix el gato, porque era más inteligente.
¿De los Thundercats usted hubiera sido…?
Sheetara.
¿Ronronea como gato o ronca?
Ninguna de las dos.
¿En qué momento esta Gata saca las uñas?
Cuando debo defender a mis hijas.
¿Le leyeron el Gato con Botas cuando estaba niña?
Me fascinaba.
¿Qué significa la expresión “ese es gato”?
Lastimosamente lo usan cuando se refieren a alguien que no consideran importante.
¿Usted tiene más de Gatúbela o de Hello Kitty?
De Gatúbela.
¿Cómo reacciona si se encuentra un gato negro en la calle?
Me da igual… no soy supersticiosa.
¿Usted es gata seductora o tigresa?
No, no, ninguna de las dos. Yo soy una inocente gatita a la que enamoran.
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¿Se ha vuelto a enamorar?
Sí, aunque creo que nunca es como el primer amor. A veces me pongo a pensar: “¡Cómo me gustaría volverme a enamorar como la primera vez!”. A lo mejor es que una se vuelve más cautelosa porque vivió momentos difíciles. Ahorita tengo novio. Mucha gente me pregunta por qué no me he vuelto a casar.
¿Qué busca en un hombre?
Cualquiera diría que me gustan los hombres musculosos, por el ambiente en el que trabajo y porque mi ex esposo lo es, pero soy todo lo opuesto, me enamoro más de lo que hay en la cabeza de los hombres. No soy tanto de físico, me llama más la atención la intelectualidad. Me gusta un hombre con el que pueda pasar horas y horas conversando, trabajador, honesto y responsable. Siempre he creído que el hombre que es buen hijo es buen esposo. Y, lo más importante: que sea temeroso de Dios.
¿Hay boda a la vista?
No, ja, ja, ja… Quizás más adelante.
¿Leyó las Cincuentas Sombras de Grey?
Sí, los tres.
¿Le llama la atención el tipo de hombre del libro?
Con voz de picardía: “Ese tipo de hombre sí me llama muchísima la atención. Me encanta, para qué. Yo hubiera sido una de esas muchachas. Me gusta… No… primero aclaremos: me gusta ese tipo de hombre pero sin su parte oscura. Me gusta lo intelectual, con poder, decidido, sabe lo que quiere, que tiene el control, me gustan los hombres de carácter, que sean creídos, pero que haya un por qué para creerse. Me atraen los hombres dominantes, pero que me dominen con sutileza, no que me impongan las cosas. Mi amor platónico es Luis Miguel. Me encanta que sea engreído.
¿Se priva de algunas cosas para tener ese cuerpo?
Yo tendría un mega cuerpazo si me privara de cosas, pero como postres y los tacos fritos, me trastornan… El arroz con pollo, el marmaón.
¿No está conforme con su cuerpo?
No… Siempre que me veo al espejo me encuentro mil defectos.
¿Teme ser gordita?
Toda la vida he temido miedo a ser gordita. Sí, sí me da miedo.
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I
NTERMEDIIO II: VERDADEROS O FALSO
¿Es vanidosa?: Sí.
¿Se para frente al espejo y se ve bonita?: De vez en cuando.
¿Votó por Mel Zelaya: Sí, lastimosamente, porque me obligó mi papá.
¿Tiene mal genio?: Sí.
¿Es compradora compulsiva?: Era… ya no.
¿Le teme a la vejez?: No.
¿Se ha operado?: No, no, no.
¿”Chepió” alguna vez en la escuela?: Sí… y en el colegio también, ja, ja, ja.
¿Está obsesionada por mantener la figura?: Sí.
¿De vez en cuando se echa sus tragos?: No; no me gusta tomar.
¿Rosuco fue un buen presidente?: Sí.
¿Ha utilizado sustancias prohibidas para mantener la figura?: No.
¿Ha probado algún tipo de droga?: Nunca. Tampoco fumé.
¿En una película haría una escena lésbica?: ¡Nunca! Dios guarde. ¡Qué asco!
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¿Qué admira más: la zurda de Messio o la espalda de Cristiano Ronaldo?
La habilidad de Cristiano Ronaldo.
¿Es Real Madrid?
Cien por ciento. ¿Puedo decir mis equipos?
Por supuesto.
Real Madrid, Olimpia, Yankees, Saints… Y en fórmula 1 sigo a Fernando Alonso… Y ya.
Me hubiera terminado de conquistar si me dice que es Juventus…
Soy Milán.
Bueno, se terminó la entrevista, ja, ja, ja.
Ja, ja, ja.
Ha dicho que se identifica con el delfín y el caballo.
Sí… ¿Cómo sabe eso? Sí, me encantan los caballos, tienen presencia, son imponentes, pero nobles.
¿Dónde es el lugar en que más cómoda se siente?
Mi casa. Me encanta estar en mi casa.
Hablemos de Roberto Suazo Córdova, su abuelo.
Sí.
¿Ha leído sobre lo que ocurrió en ese gobierno, de los desaparecidos, los Contras, Álvarez Martínez?
Sí. Me parece que era una etapa muy difícil en la que le tocó asumir un gobierno que estaba en la transición de los regímenes militares a la democracia, así que fue más duro. Cuando converso con él me encanta porque siempre fue, y sigue siendo, un hombre autóctono, me gusta su personalidad. Yo soy molestona, igual que él.
¿Usted le dice abuelo?
Le digo Pa.
¿Siente pena y vergüenza de ser su nieta o le da orgullo?
Me siento orgullosa. Uno tiene que ver los pro y los contra. Había guerrillas, estaba la guerra fría y él tuvo que tomar decisiones porque eso era lo preciso. Yo no toco el tema con él…
¿Es devota de la virgen del Perpetuo Socoro como él?
No, de la de Suyapa.
Tiene fama de brujo…
Sí, yo sé. Por eso le dicen el brujo de la paz. Me da la impresión que era más por atemorizar a la gente o por su mismo folclore.
¿A usted no la ha picado el gusanito de la política?
Sí.
¿Le han ofrecido?
Sí, pero para eso debería prepararme un poco más. Además, por lo poco que he visto en mis alrededores, con amigos que están en política, allí se da mucho el juego a doble cara, y yo no puedo ser así. Si yo aspirara a algún cargo, quizás caería mal o no encajaría, porque yo no me presto para hacer movidas.
¿Con qué partido?
Liberal, cien por ciento.
¿Cómo se ve de aquí a veinte años?
Ahorita tengo 35… Serían 55. Espero estar guapa ja, ja, ja. Seré una abuela súper moderna, chava, consentidora.
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INTERMEDIO III: LOS RECUERDOS
A los 5 años: Me acuerdo de mi profesora Martha de primera grado.
A los 10 años: Mis raspones en la rodilla, porque me encantaba “chirotear”.
A los 14 años: El Gato, mi primer amor…
A los 15: El anillo que me dio mi abuela por mis 15 años.
A los 18: Ya tenía a mis dos hijas.
A los 20: Los cumpleaños dos y tres de mis hijas.
A los 22: El deseo de estudiar.
A los 27: Me sentía libre.
A los 30: Enfocada en lo que quería hacer.
Este año: El tiempo que pasé en Argentina cuando fui a dejar a mi hija.
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¿Hay alguna herida en su corazón?
No.
Algo que usted diga…
No, no –no me deja terminar-. Dios ha sanado mi corazón y ha puesto en mí el perdón hacia personas que tal vez me afectaron en cierta etapa de mi vida.
¿Le afecta hablar de esas personas?
Me da igual.
¿A quién le costó perdonar?
Es una pregunta muy personal, pero se la voy a contestar: a mi madre.
¿Por qué?
Porque quizás no fue la mamá que yo esperaba… Así son las cosas, no siempre se tiene todo lo que se quiere en esta vida. Pero gracias a ella soy la mamá que soy hoy en día.
Porque no comete los mismos errores que ella…
Así es.
¿Cómo describiría a Lourdes Bertrand con tres virtudes y dos defectos?
¿Tres virtudes y dos defectos? Mis virtudes: soy constante y me enfoco en lo que quiero en la vida; la tenacidad y cierto nivel de liderazgo. Uno de mis defectos es que soy caprichosa y a veces soy demasiado perfeccionista y me gusta el control de las cosas, de las actividades, del trabajo…
Usted es empresaria de éxito, es una marca, dueña de su propio gimnasio, instructora de ejercicios, madre, famosa, atractiva, académica, cuerpazo… ¿Es una mujer realizada?
Gracias. Sí, sí me siento una mujer realizada. Con solo el papel de madre me siento realizada, eso es lo más importante para mí. Sé que me faltan muchas cosas por completar en mi vida, muchas cosas por hacer. En esta etapa hay varios proyectos en los que me quiero involucrar, porque estoy convencida que una debe identificarse con las personas más necesitados. Uno de mis sueños es poder crear un albergue para que las personas tengan su plato de comida al día y tengan un lugar donde dormir.
La Gata se pone de pie. “Solo hacemos unas fotitos más y listo”, le digo. “Está bien, me iré a cambiar y me toman las fotos que quieran”, dice. Subimos por las gradas y entramos a su cuarto. “Me voy a poner otra ropa”, dice, y abre la puerta del baño. Luis Miguel sonríe. La Gata regresa. También sonríe.
Suena el flash de la cámara. Se quita los zapatos y se acuesta en la cama. “¿Así está bien?”, pregunta, como si no supiera la respuesta. Me siento otra vez como un ratoncito acorralado. Y juro que escucho las risitas burlonas de las tres muchachas de cabello morado que viven en el cuadro que cuelga de una de las paredes de la sala…
MENÚ RADIO HOUSE
Miguel Caballero Leiva: Talentoso.
Golpe de Estado: Necesario.
Barrio Abajo: ¡Púchica, mi niñez!
Rosa Alvarado: ¡Mi amiguis!
Una canción de Luis Miguel: Delirio.
Un sueño: Luis Miguel, ja, ja, ja.
Una frustración: No haber bailado ballet.
Body Gym: Mi pasión.
Tegucigalpa: Renovada.
Un libro: Lazos de amor.
Tres amigos del alma: Ricardo Salgado, Karla Bacci… Lo voy a dejar en dos para que no se resientan los demás.
El Gato: Un icono.
Donald Trump: Honesto.
Caso Seguro Social: Un asco.
Salvador Nasralla: Un hombre inteligente.
Las Antorchas: Estoy a favor. Es el pueblo que alza su voz.
Cardenal Rodríguez: Una guía.
Político hondureño que admira: Mmmm… Carlos Flores y Maduro.
Radio House: Mi nueva voz.
Sus hijas: Mi todo
Es llorona: Soy lloronísima.
Lourdes Bertrand: Apasionada y tenaz.
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