Sin pelos en la lengua. Sincero y leal. Omar Elvir no esconde nada y en esta ocasión pasó una tarde diferente con RadioHouse.
El Burrito nos contó cómo fueron sus inicios de jugador y reconoció que no era de su agrado ir a los entrenamientos vespertinos. Iba obligado. Su amor eran las potras burocráticas.
También nos reveló que tiene otras cualidades además de ser jugador de Motagua. Omar Elvir nos narró de todo.
Ya casi seis años de conocerte en Motagua, qué rápido pasa el tiempo.
Sí, es cierto y gracias por la invitación. Siempre es importante el compartir y hablar de nuestras vidas. Ya tiempo nos conocemos je, je,je y me acuerdo que debuté con Primi Maradiaga ante Vida. Ese día me ganaron los nervios.
¿Antes de ser futbolista profesional a qué te dedicabas?
Estudiaba. Sinceramente nunca fue para mí una prioridad ser futbolista profesional. Me encantaba andar jugando en los barrios en las famosas burocráticas. La gente me decía que yo tenía potencial para jugar, pero yo nunca aspiré a ser un jugador profesional. En aquel tiempo yo solo quería estudiar, trabajar y jugar burocráticas. Yo no fui de los jugadores que andaban en burocráticas por el dinero. Iba a jugar porque me encantaba. Es más: jugaba tres partidos en un día.
¿En serio?
Sí, en serio, no estoy bromeando. De ahí me ofrecían para hacer pruebas en equipos y yo les decía que no. Me acuerdo que en las ligas menores me llevaron al Flamingo y no me gustaba entrenar. Solo iba a los partidos, igual les rendía, pero no era lo correcto. Había cipotes que entrenaban de lunes a sábado y yo solo llegaba los domingos a quitarles el puesto. Luego pasé a la Universidad en infantil, pero la misma historia. No me gustaba entrenar y no tenía disciplina. No aspiraba a ser un jugador profesional. El entrenador me decía que tenía condiciones, pero que si no entrenaba no iba aspirar a nada.
¿Y ahora te gusta entrenar?
Ahora, cuando no estoy entrenando, siento esa necesidad de entrenar. Conforme una va adquiriendo madurez va entendiendo que para lograr las cosas hay que sacrificarse. Gracias a Dios llegué a un equipo que me enseñó la disciplina y la honradez del trabajo. Me gusta ser cabal con mi trabajo, no me gusta regalar nada.
A Motagua llegué obligado, llegué por cumplir solo por hacer prueba. Un amigo me invitó y me dijo que me había conseguido una oportunidad de jugar con Reinaldo Clavasquín. Estuve una semana en prueba y me quedé. Ahí empecé a ser responsable y a entender que este era mi trabajo.
¿Quién tiene un negocio en el Guanacaste?
-Omar Elvir sonríe ante una pregunta que le causa gracia-: Mi abuela (Hilda Fúnez). Que por cierto no dejo de ir a visitarla, porque prácticamente ahí me crié. Iba a la escuela y luego al negocio. Me quedaba con ella y después me iba a dejar a la casa. Siempre voy a verla y a traer mi sopa de mondongo.
¿Qué vende tu abuela?
Tiene un negocio de comidas. Ahí me voy a comer y compartir con toda la gente, que, por cierto, me aprecia mucho y no he perdido esa esencia. A mi abuela le ayudaba hacer mandados y cosas así. De pequeño me divertía mucho, porque jugaba con muchos niños.
¿Has tenido otro trabajo aparte de futbolista?
Sí, trabajé en una empresa de electrificación, eso fue cuando hice la práctica, pero más que todo manejaba cosas de computadoras. Cuando me tocaba viajar con el dueño me llevaba, que por cierto el dueño de la empresa (Walker Irías) fue quien me llevó a Motagua. A él le tengo mucho aprecio.
Cuando jugaba en las burocráticas me iba con unos amigos para buscar un dinerito extra. Nos íbamos a trabajar para hacer hoyos en casas. Hasta la vez yo no tengo pena de hacer muchas cosas, porque sé de dónde vengo y sé que la gente me mira de diferente manera por mi trabajo, por lo que he logrado, pero como persona soy el mismo.
¿Qué era lo que hacías con tus amigos?
Hacíamos hoyos en las casas para poner alguna tubería. Yo ahí iba a trabajar, pero creo que estorbaba ja, ja,ja, pero la pasábamos bien bonito.
¿Qué estarías haciendo ahora sino fueras futbolista?
Muy buena pregunta. Yo creo que posiblemente estaría trabajando y tal vez me estuviera reprochando que quizás hubiese podido ser un jugador profesional. Gracias a Dios lo logré con el apoyo de mi padre, con las personas correctas y con mi equipo.
¿Cómo te defines a una sola palabra?
Guerrero.
¿Qué te pone de mal humor?
El conformismo en las personas.
¿Cómo eras de niño?
Tranquilo, siempre en el barrio La Sosa; con los amigos jugábamos de tres a once de la noche. Eran tiempos sanos. Jugaba escondite, landa, fusilados.
¿Y la botellita?
En la escuela no, porque era de varones ja, ja, ja. En el colegio sí , también jugábamos mamá y papá. Esos tiempos unos los añora, eran tiempos sanos.
¿Te gusta estudiar?
Sí. Mi objetivo es reintegrarme, estuve dos periodos en la Universidad sacando Ingeniería Eléctrica, pero quiero buscar otra alternativa por el tiempo. También quiero sacar Educación Física o Nutrición que son temas que van relacionados con mi campo.
Ingeniería eléctrica… fíjate que tengo un DVD Sony Blu-Ray y se me quemó… ¿Me lo podés reparar?
Yo creo que te lo terminaría de arruinar je, je, je. Pero mi hermano te lo arregla, él tiene conocimientos de electrónica y de computación.
¿Cuantos años en Motagua?
Seis años.
¿Títulos?
Dos.
¿Alguna vez pensaste en salir en Motagua?
Sí.
¿Cuándo?
Cuando llegó Diego. Al principio no jugaba con él, sentí que Diego no tenía gusto por mi juego, pero con el tiempo me fui ganando su confianza a puro trabajo. Mi relación con Diego es tranquila y sana. Lo respeto mucho y es un entrenador muy abierto para escuchar al jugador.
¿Fue duro entonces?
Sí, recuerdo un día que estábamos en el estadio y llegó Pedro Atala, él me preguntó cómo estaba y yo le dije que mal y que me quería ir del equipo. Luego nos reunió y delante de mis compañeros me dijo que si yo me quería ir que pasara el lunes por el finiquito. Me lo dijo delante de todos y fue tajante. Para ese tiempo no estábamos bien, peleábamos los últimos lugares y yo salí con eso.
Dije las cosas sin pensarlo y no fue el momento correcto, pero ahora estoy consciente que cualquier jugador quisiera estar en Motagua. Analicé muchas cosas y decidí callarme, le pedí disculpas a todo el plantel. Hasta el día de hoy gozo de la confianza del cuerpo técnico.
Te querías ir de MOTAGUA y ahora sos un capo.
Imaginate, eso no se puede negar. Ya sumo seis años y ya tenemos cierta jerarquía, pero eso se gana con respeto y trabajo. Yo no veo de menos a los demás, nuestra función es ayudar a los jóvenes y ser ejemplo. Marlon Licona, Júnior Izaguirre, Irvin Reyna y yo ayudamos al equipo.
¿Te gusta cómo juega Motagua?
Me agrada mucho. En los partidos más difíciles es donde veo de qué está hecho Motagua. Damos golpe de autoridad cuando se nos requiere.
¿Te dio gusto ver a Olimpia en los últimos lugares.
Omar Elvir toma un sorbo de fresco de mora y dice de manera contundente: “Realmente sí y no puedo esconderlo. Me da gusto, porque primero es nuestro rival deportivo y entre menos equipos denominados grandes haya competencia es mucho mejor para nosotros el panorama. A Motagua le debo todo y de una u otra manera siento esa alegría de verlos a ellos abajo, porque cuando Motagua ha estado en situaciones precarias, ellos (Olimpia) son los más felices. Todo por la misma rivalidad deportiva.
En esta pregunta solo se vale un sí, no o tal vez: ¿Jugarías con Olimpia?
Tal vez.
¿Cuánto medís?
1.66 metros.
¿Tu estatura ha sido un obstáculo en tu carrera deportiva?
Sí. Eso me ha presentado ciertos obstáculos, pero lo he sabido sobrellevar. Incluso se maneja que no he podido ser tomado en cuenta en la Selección por mi estatura, pero yo creo que eso es impedimento para lograr lo que un anhela. Es indudable que yo quisiera tener una mejor contextura, pero con lo que Dios me dio trato de sacarlo el provecho.
¿Te considerás jugador de Selección Nacional?
Honestamente sí. Confió en Dios en que esa oportunidad llegará en el mejor momento. Yo solo espero el tiempo de Dios.
Gracias por esta entrevista, Omar.
La pasé genial, fue un momento diferente. Me sentí con confianza y con la libertad de contarte mis cosas y de cómo soy como persona.
FRASES
“Los jugadores debemos estudiar. Muchos piensan que el fútbol es toda una carrera y que solo eso podemos hacer. No pensamos que cualquier cosa nos puede suceder y debemos tener un respaldo. No debemos descuidar el estudio”.
“Mis seis años con Motagua han sido hermosos. La mejor decisión que tomé en mi vida fue llegar a Motagua. Es mi segunda familia y les debo lo que soy”.
“Me dicen Burrito por un señor que es amigo nuestro. Mis amigos son muy chabacanas y una vez estaban viendo un video de un hombre le estaba haciendo chanchadas a un burro. Entonces al señor le pusieron Burro, una vez en campaña política andaba Orlando Ponce Morazán, entonces el señor por molestarme le dijo que a mí me decían el Burrito, pero no me molesta el apodo”.
“Tengo la confianza que podemos terminar en el primer lugar, pero si no se puede será en el segundo. La esperanza es lo último que se pierde”.
“Estoy felizmente casado con Karen Recarte y tengo a mi hija -Sofía-, que es cien por ciento aficionada mía. Mi familia me contó que ella se puso a llorar en el juego ante Honduras Progreso, porque yo estaba el banco. Eso me compromete a trabajar más duro. Soy el ídolo de ella”.