Marlon Licona… ¡Vos no servís!

Ahora resulta que Marlon Licona NO sirve. Un error ha bastado para crucificarlo. “La titularidad le queda grande”, dicen algunos. “Es un error si Diego Vásquez lo pone de titular ante el Honduras en juego de vuelta de la gran final”, agregan.

Yo no sé si en otros países son así, pero siempre me ha llamado la atención la facilidad con la que los hondureños, el país de grandes hombres que inventaron, entre otras cosas, la energía eléctrica, el avión, el teléfono, el internet, la vacuna contra la polio y la malaria, descalificamos a los demás y lo llamamos FRACASADOS.

Obviamente, estoy siendo sarcástico, porque luego de hacer un repaso encuentro que el invento más llamativo creado en Honduras es una carretilla mágica que le permite a usted salir del banco con cincuenta millones de lempiras…

Pero sigamos con la historia…

Una mala entrega ante el Honduras sirvió para “descubrir” al verdadero Marlon Licona.

Es muy pequeño.

No tiene carácter.

Se lo comen los nervios.

Tiene problemas de concentración.

Lo mata la inexperiencia.

Perdedor.

¡No sirve!

Y la lista sigue y sigue y sigue…

Esa mala noche sobra y basta para que muchos se olviden de los grandes partidos que ha tenido este portero de perfil bajo, enemigo de la polémica y humilde.

Para no ir muy lejos: las tres ATAJADAS ESPECTACULARES que le hizo al Olimpia y que son, en gran medida, uno de los motivos por los cuales Motagua está en la final.

A los que descartan desde ya a Marlon Licona les tengo una mala noticia: este muchacho no solo posee las cualidades para ser el titular del Motagua, sino que además tiene un aliado “un tanto” poderoso: Jesucristo.

Los insultos, lejos de doblegarlo, le darán más fortaleza. No se fíen: he aquí a un muchacho con corazón de guerrero que se ha ganado las cosas partiéndose el trasero.

Si Diego Vásquez lo deja en la banca este sábado estará cometiendo un error.

Licona de titular. ¡Y a volar, muchacho!

 

LECCIONES DE FRACASADOS

A propósito del tema del Marlon Liocna, hace unos meses leí el libro CREAR O MORIR de Andrés Oppenheimer. Allí, este periodista argentino da a conocer las historias de éxitos de grandes inventores de la actualidad.

Todos ellos tuvieron algo en común: antes de triunfar fracasaron una, dos, tres y hasta más veces, pero, en lugar de quedarse de rodillas se pusieron de pie.

Y todos coincidieron en algo: que NO se puede alcanzar el éxito sin antes fracasar en el intento.

La tolerancia al fracaso individual es un factor común que encontré en los principales centro de innovación como en Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Francia, Finlandia o Israel -escribe Oppenheimer.

“Una de las cosas que me llamó la atención durante mi visita a Silicon Valley (donde están los meros morros de la creatividad en Estados Unidos), fue la naturalidad con que la gente habla de sus fracasos. Muchos de los emprendedores que conocí allí me contaron voluntariamente sobre sus fracasos y sus éxitos, con la misma sonrisa”, cuenta.

“Alguien me dijo que en Silicon Valley, cuando enumeras tus fracasos es como si estuviera enumerando tus diplomas universitarios”, prosigue. “Todo el mundo entiende allí que con cada fracaso aprendiste y por lo tantos sos más sabio”, finaliza escribiendo sobre este tema.

FRASE: “El éxito es el resultado de ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”: WINSTON CHURCHILL.

https://youtu.be/ekhCAdW7lP8