Hay partidos -así como algunos amores-, que nunca se olvidan. Y pueden pasar los años, las décadas, y los aficionados siempre los siguen recordando… “¿Te acordás de aquella noche que ganamos con gol de…?”.
Y con esa pregunta tan sencilla emergen los recuerdos. Y no importa que la memoria falle, porque igual el corazón reconstruye lo sucedido, muchas veces inventándose una jugada, una volada, un centro, un regate…
Como el de aquel CLÁSICO del 6 de febrero de 1991, cuando Olimpia y Motagua disputaron un duelo de para “matar o morir”, algo así como el que se jugará este sábado en el Estadio Nacional en el juego de vuelta de las semifinales del presente torneo.
Yo ni siquiera había nacido, aquel partido solo quedó registrado en pocos vídeos y en muchos periódicos, es por ello que me pasé toda una tarde leyendo crónicas de un juego que va a cumplir 25 años de haber sucedido.
El formato en aquel entonces era muy diferente al de la actualidad, en la etapa final se jugaba una Pentagonal y de esta saldría el rival que se enfrentaría a Real España, ganador de las tres vueltas.
6 de febrero de 1991
Tengo que admitirlo, solo leí esa entrada y me metí completamente al ‘feeling’ como decimos popularmente. Era un partido que la gente esperaba con ansias, las horas se hacían muchas para que llegara el momento del encuentro.
Ese partido entre el Olimpia y el Motagua era extra calendario ya que ambos habían terminado la pentagonal con once puntos pero los melenudos tenían una mejor diferencia de goles y con el empate se clasificaban a la Gran Final, el “Ciclón Azul” estaba obligado a ganar para pelear por su primer título en 13 años. El que saliera avante de aquel clásico debía definir el campeonato ante un Real España que se sentía como pavo real en aquel entonces.
El equipo aurinegro por el momento no era preocupación para los de blanco a para los de azul, pues sabían que ese día, el 6 de febrero de 1991, tenían que darlo todo en la cancha porque no quedaba otra opción, nadie quería quedar eliminado, caería el León o el Águila, pero solo uno seguiría con vida.
Dos equipazos dentro del terreno de juego, como pueden ver futbolistas históricos en nuestro fútbol, por el lado albo estaba Belarmino Rivera al marco, también los hermanos Espinoza, acompañados de Yearwood y adelante comandados por un ‘Demonio’, el gran Eduardo Bennett.
Aquel Olimpia se miraba tan gigante, era un equipo que venía de ganarlo todo, eran respetados dentro del territorio hondureño y en toda la zona de la Concacaf, era el momento histórico de los blancos, así que para Motagua no quedaba de otro que hacer la hombrada y enfrentarse a los pronósticos, pues la mayoría ponía a los albos en la Gran Final, ya que la ‘Pimpa’ hasta con un empate pasaba a la Final pero hay que recordar un pequeño gran detalle, mientras los merengues llegaban al partido con cuatro empates consecutivos, los azules les habían dado alcance al sumar siete puntos en la segunda vuelta de la pentagonal como producto de tres victorias y un empate, así que las águilas llegaban en un mejor momento futbolístico.
TODO ESTABA LISTO
Nada más y nada menos que 23,252 aficionados en el estadio…
El reloj marcaba las 8:00 de la noche y la pelota se movía…
Olimpia y Motagua a por la gloria…
7 de febrero de 1991
La noche del 6 de febrero había pasado a la historia, el Clásico ya se había jugado y solo un equipo quedó vivo, Motagua jugaría la final ante el Real España tras derrotar 0-1 al Olimpia en los últimos instantes de los tiempos extras.
¿Cómo?
Motagua recibió la ayuda de su defensa Patrocinio Sierra, ese día ganó sus alas y voló por los aires como una águila, con ello consiguió el triunfo de su equipo.
“El partido como todo clásico, nada más que ese tomaba un valor más grande porque quien ganaba pasaba a la final. Los dos equipos teníamos un buen plantel, lo que hacía aún más grande esa rivalidad”, mencionó Patrocinio Sierra, a quien llamé para que me contara su experiencia en aquel encuentro.
A sus 54 años de edad aún recuerda las sensaciones que tuvo antes y después del partido, sabía todo lo que se jugaban y ante quien se la jugaban.
“Un partido bonito, el ánimo, la fuerza y el entorno deportivo se juntan para jugar estos juegos y esa noche fue un partido de esa naturaleza. Se recuerda bien porque realmente el Olimpia en ese tiempo lo había ganado todo, en ese momento no solo los dejamos fuera del torneo, asimismo perdió la oportunidad de participar en Concacaf (…) La esperanza es que el equipo pudiera hacer un buen partido y resolverlo”, afirmó el entonces defensa del equipo azul.
Al escuchar hablar a Patrocinio me di cuenta que sin querer le saque una sonrisa, lo hice viajar en el tiempo y eso le gustó, la primer pregunta que le hice me la respondió en 15 minutos, imagínense todo lo que quería decir, 15 minutos hablando sobre aquel duelo, pero hubo algo que llamó mi atención y fue cuando me dijo que en los tiempos extras ellos esperaban un milagro.
“Se me dio a mí la oportunidad de incorporarme al ataque en una jugada que se fabricó por el lado izquierdo, por el lado de Donaldo Reyes, yo me incorporé por el centro buscando la esperanza de que pudiera haber un centro bueno y tuve tanta fortuna que Donaldo Reyes hizo un buen centro (…) yo pude conectar ese centro de Reyes y toda la gente, sobre todo los motagüenses que ya habían abandonado el estadio esa noche comenzaron a regresar, la verdad fue una gran alegría ya que la institución que defendía era el Club Deportivo Motagua”, afirmó Sierra.
Una imagen que queda para la historia, el momento exacto en el que el esférico entraba a la portería a falta de 4 minutos para finalizar por completo el encuentro, el cual si terminaba 0-0 le daba el pase a la final a los leones.
Patrocinio Sierra se puso la capa de héroe…
“Esa noche el motagüense renació”, dijo el encargado de amargarle la fiesta al Olimpia.
4 de diciembre del 2015
Algunos recordaron viejos tiempos y otros conocieron un nuevo capítulo de la rivalidad entre Olimpia y Motagua, pero esto no acaba aquí, me enteré que Sierra jugó tanto vestido de blanco como de azul, así que le pregunté de cuál equipo es seguidor, pero como todo un profesional me comenzó a tirar paja y no me lo dijo, mencionó darlo todo en cada club en el que jugó.
“Son dos equipos que en el momento que yo estuve hice todo lo que tenía que hacer como profesional, siempre daba lo mejor de mí, me entrenaba al 100% en cada entrenamiento, imagínese que solo estuve dos partidos fuera dentro de mi carrera deportiva y eso que fue por lesión, el fútbol yo lo amo, el fútbol es mi vida”, dijo con palabras llenas de sentimientos el héroe de 1991.
Patrocinio Sierra
-Jugó para Curacao en la Liga Mayor Francisco Morazán y para Olimpia y Motagua en la Liga Nacional.
– Fue campeón de Liga Nacional en los torneos 1986 y 1987 con Olimpia y en el certamen 1991/92 con Motagua, además ganó el título de Concacaf de 1988 con el conjunto albo.
– Marcó tres goles en la Liga Nacional, dos para Olimpia y uno para Motagua, casualmente el único gol que anotó vestido de azul lo convirtió en leyenda.
¿Quién es favorito para clasificar el sábado?
Nuevamente respondió otra cosa, no se quiso dar color y ni modo, solo espera que haya un buen partido y que no sucedan incidentes violentos en el entorno del partido.
Por cierto, al final ese triunfo ante el Olimpia solo quedó como un bonito recuerdo, pues en la final no pudieron ante el Real España, los de ‘San Peter’ se coronaron campeones.