¿¿¿¿Árbitro… y aquí, qué pitaste????

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Fue un partido de dientes apretados, con corazón, marca, entrega y varias oportunidades de gol para ambos equipos.

Por ÓSCAR FLORES LÓPEZ

La pregunta que ocho millones de hondureños se hacen es “¿Por qué el árbitro Geovanny Mendoza anuló el gol de Fabio de Souza?”.

El video de la jugada ya fue enviado a la NASA para ser analizado.

Y a  La CIA.

Y a Sherlock Holmes. Incluso a la Fiscalía de Honduras, aunque esto fue de puro trámite, porque sabemos que allí nunca resuelven nada.

Ya en serio… He visto la jugada una docena de veces y no encuentro nada anormal. La jugada era legítima, no hubo mano, falta ni fuera de juego, así que el acrobático gol de Fabio de Souza debió ser el 2 a 1 a favor de Olimpia.

¿Qué pito el referí? Mientras él no explique la razón seguirá siendo un misterio que puede decidir quién llega a la final y quién se queda en el camino. Porque una decisión de ese tipo puede cambiar el destino de una semifinal.

Fue un partido con dos tiempos -vaya descubrimiento, me siento un genio-. Los primeros 45 minutos fueron electrizantes, de poder a poder, con un golazo de Bayron Méndez de tiro libre, disparos a marco, ocasiones falladas, bronca (¿Saben quién llegó? ¡Adivinaron! Arnold Peralta y sus descontroles).

Ese primer tiempo tuvo de todo, comenzando por la lesión de Félix Crisanto, quien salió lesionado cuando apenas iban cinco minutos por un golpe en la clavícula.

Luego, un agarrón entre Peralta y Henry Figueroa que estuvo a punto de convertirse en la madre de todas las batallas.

Y ese GOLAZZZZOOOOOOOOOOOOOO de Bayron Méndez a los 22. Qué joya. Un obra de arte hecha con el pincel del pie derecho del 10 olimpista, un tiro libre perfecto que Marlon Licona quiso atajar con una volada espectacular, pero al final el esfuerzo fue inútil.

Y más tarde el empate 1-1 del Ciclón con un cabezazo de Eddie Hernández.

Por cierto, la jugada nació en un tiro libre, el talón de Aquiles de la defensa del Olimpia durante toda la noche. El centro de Omar Elvir terminó con un pique alto que Eddie Hernández mandó al fondo de la red con un cabezazo certero.

ANÁLISIS

Muy mal Eder Alvarado. El zurdo concedió “licencia para centrar”, pues le daba tiempo y espacio a los rivales para mandar balones de peligro cada vez que se les antojaba, y en esta jugada de gol no llegó a tiempo para el cierre.

Su banda era una autopista de grama por la que los azules pasaban a mil por hora.

Mientras tanto, Bayron Méndez fue el mejor del Olimpia con su juego vertiginoso y vertical. Además de ese gol. ¿Gol? ¡No, hombre! ¡GOLAZZZZZZZZZZZZZZZZZOOOOOOOOOOOOOOOOO!

Lástima que no fue la noche de los tres hombres en punta del campeón, pues ni Carlos Wil, Quioto ni Elis llevaron peligro a la meta de Licona.

Fue más bien Motagua el que tuvo varias ocasiones, una de ellas clara, luego que su mejor hombre (Santiago Vergara), se metió en medio de dos rivales hasta quedar increíblemente solo… ¡Pero la mandó lejos del travesaño!

Si el primer tiempo fue de poder a poder, la segunda parte bajó en intensidad y emoción.

Lo mejor fue esa polémica jugada en la que Fabio de Souza mandó la pelota al fondo de la portería rival al minuto 57. Motagua también reclama que Mendoza lo perjudicó al 94 cuando Eddie Hernández venció a Donis Escober.

¡¡¡¡Gooollllllllllllllll!!!! No, un momento: el árbitro dice que no vale.

Así que será hasta el próximo sábado, en otro episodio más del CLÁSICO que sabremos quién va a la GRAN FINAL y qué equipo podrá comerse todos los tamales, torrejas y pierna de cerdo que se le antoje…

 

LO BUENO: El golazo de tiro libre de Bayron Méndez.

LO FEO: La lesión de Félix Crisanto.

LO MALO: La noche del árbitro central Geovany Mendoza.

 

ASÍ SALIERON A LA CANCHA

MOTAGUA: Marlon Licona, Omar Elvir, Juan Pablo Montes, Henry Figueroa, Júnior Izaguirre, Reinieri Mayorquín, Irvin Reina, Santiago Vergara, Félix Crisanto, Erick Andino y Eddie Hernández.

OLIMPIA: Donis Escober, Kevin Álvarez, Fabio de Souza, Johnny Palacios, Ever Alvarado, Carlos Will Mejía, Arnold Peralta, Bayron Méndez, Oliver Morazán, Albert Elis y Romell Quioto.