POR ÓSCAR FLORES LÓPEZ
En Honduras, la muerte de un pintor no es noticia… Su única posibilidad de salir en las portadas de los diarios o en un par de minutos de “gloria póstuma” en la radio y en la TV es que lo acribillen a balazos por robarle el celular.
Pero entonces no sacarán sus pinturas ni hablarán de su obra, sino que darán detalles de cuántos balazos le metieron.
De lo contrario, está destinado a marcharse de este mundo con la mayor discreción posible.
En Honduras, usted puede hablar de la película de Cristiano Ronaldo y de la boda de Sofía Vergara, pero muy pocos le contarán de aquellos grandes hombres que enaltecieron-enaltecen a este país.
De la obra del MAESTRO EZEQUIEL PADILLA -que acaba de agarrar sus pinceles para irse a pintar al cielo-, el sitio www.honduras.com dice: “No ha dejado de pintar dentro de la misma escuela e igual temática: La corrupción, el despotismo, la injusticia, la demagogia, el mercantilismo, el hambre, el desempleo, la opresión, etcétera”.
Su técnica es muy característica. Emplea colores puros en grandes planos, sin esfuminaciones; ademas deforma frecuentemente las figuras, a veces hasta los limites de lo monstruoso, para lograr mejor el proposito de la denuncia. La luz manejada de manera uniforme, son contrastes -agrega.
Y finaliza con esta gran verdad: “A causa de todo esto sus cuadros no son decorativos; no estan hechos para adornar exclusivamente las paredes. Son mas bien algo asi como gritos de rabia contra la injusticia que rodea al artista y que lo hiere en lo hondo”.
En las redes sociales también encuentro este comentario de Iovanna Ravelo: “Amigo, sencillo, de hablar bajo, hasta pausado, pero sus obras te decían que no había tal tranquilidad, que era una fiera con el pincel. Ha sido un duro golpe para la plástica nacional”.
ALLAN MCDONALD, siempre genial, dice que Exequiel Padilla “Fue el pintor más convocado por la dignidad, el más subversivo, el más terco, el más crédulo de este paisito, el más terrorista, el más prohibido, el más clandestino y el más querido. Vivía en el centro de Tegucigalpa, exactamente a 47 pasos de la estatua del héroe de bronce. Entre su casa y el héroe dicen que hay charquitos de lágrimas”.
Yo al MAESTRO EZEQUIEL PADILLA solo lo tengo en la tapa de un libro de Juan Ramón Molina.
Con su muerte, el mundo de este pedacito de tierra llamado Honduras pierde un poco de color…