POR GERMAN DISCUA/Especial para Radio House desde España
Ha sido una semana cargada de cosas, muchas buenas, otras malas, algunas de las peores del año.
Ha rodado mucha, demasiada sangre, y Europa y el mundo se asustaron.
El fútbol no se ha quedado de lado; de hecho ha sido salpicado, utilizado y directamente afectado por estos acontecimientos.
Cada día anuncian nuevas directrices de seguridad, hasta 5 controles previos a la entrada, que no puede llevar mochilas ni bultos o que ingrese 3 horas antes al estadio etcétera.
La gente no habla del partido si no es para referirse a las medidas de seguridad a que si es o no seguro ir, en fin…
El clásico de clásicos, el derby mundial, el mejor partido del mundo, no está recibiendo la atención debida.
En los bares o cafeterías no se habla de las posibilidades reales de un ganador ni se plantean supuestos esquemas de juego no existe la típica guerra psicológica pero tampoco se hace necesaria.
¡No se habla de fútbol! La gente dice estar segura pero se nota una intranquilidad y el aire que se respira huele a Paris, el fútbol y los futbolistas tienen, y con mucha razón, un significativo desgaste emocional por el tema. Recordemos que los seleccionados españoles vienen de una alerta real de atentado en Bruselas y regresaron sin jugar el partido (cancelado por seguridad).
En lo personal, no creo que suceda nada, nada respecto a la seguridad y poco respecto al fútbol.
Jugarán Messi y Benzema, volverán James y Navas al margen de un clásico descafeinado que probablemente sea, además de raro, con muchos errores y pocos aciertos.
Hoy, el clásico tendrá la difícil tarea de volver a poner al fútbol en la mente del aficionado y difuminar miedos.
IR A UN CLÁSICO
Hace unos 6 años vivo en Girona, una provincia en la esquina superior de Cataluña, fronteriza con Francia, a unos 90 kilómetros de Barcelona y entenderán que soy un apasionado al fútbol.
Le voy al Motagua, y no me perdía sus partidos en la grada de sol del Nacional. También le voy al Real Madrid y aunque en Honduras nunca viví una verdadera rivalidad contra el Barcelona (como con la de Olimpia, por ejemplo), al llegar a este lugar, que es un hervidero de aficionados al culé, me di cuenta que sí, que la rivalidad es muy fuerte aunque las burlas y humillaciones dadas y recibidas no superan a las típicas capitalinas.
Aunque el tema no radica en lo futbolístico (ya les hablaré de ello en otra ocasión) se puede ser madridista viviendo en las entrañas de Cataluña.
Como buen aficionado, es un deber, pero también un sueño, ir a ver el derby. Fui a ver el del “gol de la calma” de CR7 y el golazo imposible a la escuadra de Alves.
Con mi hermano comparto el sentimiento motagüense, pero como él le va al Barcelona, nuestras discusiones futbolísticas (como las de todo buen aficionado) rozaban la brutalidad. Estarán de acuerdo que en dicha situación mientras +Confianza+Barbarie.
También son interminables cantidad de veces que hemos sido objeto de burlas por parte de nuestros amigos -que a su vez son fanáticos rivales-, pero, lo satisfactorio que es devolverlas, ¿no?
Aquí estamos a miles de kilómetros de Honduras disfrutando de otro clásico, haciendo comentarios “inteligentes” respecto al juego, a la vez que hay burlas por las jugadas inconclusas, en fin, compartiendo la hermosa experiencia de estar con un ser querido y a su vez rival por 90 minutos.
Es cierto que el fútbol es fuerte, pesado, brusco, pícaro y medio abusivo, pero sin eso no sería hermoso, y lo aceptamos así, además tiene un hermoso contraste de admiración y respeto, la disculpa esta semana de Javier Aquino a Garrido por ejemplo (sin tener culpa), o el “clamoroso” minuto de silencio en un Wembley a tope, donde el bien gana al mal, lo bonito a lo feo, el amor al odio y la paz a la guerra.
Aunque esta semana el fútbol haya escuchado bombas y disparos y haya sido utilizado para hacer guerra, la humanidad debe demostrar que puede levantarse y no dar gusto a unos pocos dementes de quieren amedrentarnos, que podemos enfrentarles apartando miedos, jugando y apoyando, durante 90 minutos y sus agregados, sufriendo y disfrutando con amigos y con rivales del que es SEGURO el clásico de clásicos, el derby mundial, el mejor partido del planeta.
Por cierto, esta misma semana se cumplieron 10 años de que el Bernabéu aplaudiera a un pletórico Ronaldinho Gaucho…