Durante años, David Faitelson ha hecho de la polémica, los comentarios hirientes y ofensivos, la burla y el menosprecio, el pan suyo de cada día.
Mitad actuación, mitad genuinidad, este periodista mexicano (al que le da lo mismo hablar de fútbol que de la anatomía del pingüino) se ha llevado de encuentro a medio mundo con un estilo mordaz e irrespetuoso.
En esta carrera de lanzar dardos venenosos no se ha salvado nadie, incluyendo a la Selección Nacional de Honduras.
Después de la eliminación de la H en Copa Oro, por ejemplo, dijo en su cuenta oficial de Twitter: “Lo de Honduras en la Copa Oro fue una vergüenza”.
Y aunque era cierto, esas palabras no le causaron ninguna gracia al aficionado hondureño, porque a nadie le gusta que otro, y menos un extranjero, le señale a uno los errores y defectos.
Faitelson sabe de antemano las consecuencias de hurgar (como un dedo en la llaga), en los sentimientos de los fanáticos catrachos.
Y luego, “sorpresivamente”, se sorprende que en Honduras –hablo a nivel deportivo, no personal-, no se le quiera mucho.
Digo deportivos ya que el propio Faitelson dice que “Mis comentarios son exclusivamente desde el punto de vista deportivo”.
El problema está en que pocas cosas provocan mayor enojo y resentimiento que burlarse de los sentimientos deportivos de un pueblo.
“ELLOS SE CONFUNDEN”
En Honduras, la Selección Nacional es parte de la vida de millones de personas cuya alegría y frustración muchas veces son determinados por un gane o una derrota.
“La forma que tenemos de comunicarnos en México, con fútbol y la crítica, es muy distinta a la de las naciones centroamericanas. Ahí la crítica no existe. La selección es vista como una imagen nacionalista y patriótica”, dijo el señor Faitelson en una entrevista a la revista AS.
Y siempre refiriéndose a los centroamericanos, lanza otro dardo: “Ellos se confunden. La selección de un país representa al fútbol de un país y no al país como tal. Yo no seré ni más ni mejor mexicano si gana la selección o si anota Chicharito”.
No era la primera vez que Faitelson hablaba –o escribía-, sin medir las consecuencias.
Ya había llamado “mediocres” a los futbolistas hondureños después del llamado Aztecazo.
En 2013, dijo que el partido eliminatorio entre Honduras y México iba a ser “Un juego bananero”.
Fue el colmo de los insultos.
El agravio fue mayor porque también posó con un racimo de bananos en las manos, mientras sus compañeros de ESPN, con expresiones simiescas, se reían.
Faitelson se disculpó, pero fue una disculpa gallo-gallina, porque en esa misma entrevista para la revista AS, dijo: “Me demandaron en Honduras por discriminación racial. Increíble pero cierto. Manipularon un tuit mío”.
Qué peligroso y qué triste. La pasión se confunde con el fanatismo y son pueblos que sustituyen sus carencias con la ilusión de ganar en el futbol -agregó.
¿Y eso en qué afecta a David Faitelson? ¿Acaso vive en Honduras? ¿Nació aquí? ¿O está casado con una hondureña? Si nada lo une a nuestro país, ¿a él qué carajo le importa si nuestro pueblo recurre al fútbol para olvidar sus amarguras y los problemas crónicos propios de una nación subdesarrollada?
¿POR QUÉ LO ATACAN?
Alguien que se ha dado a la tarea de ofender los sentimientos de un pueblo (¿Acaso hay algo que despierte más pasión en Honduras que la Selección Nacional?), no puede pretender que sus palabras se queden sin provocar reacciones.
Eso se llama cinismo.
Lo triste no es que el fútbol sea una de las pocas alegrías y escapatorias de un pueblo; lo triste y censurable es que un periodista con formación y cultura se aproveche de eso para seguir forjando su imagen de polémico y atrevido.
No tengo nada personal contra David Faitelson. Estos comentarios son estrictamente deportivos.
Solo una vez lo he visto en mi vida. Fue en el Mundial 2010 en las afueras del Soccer Stadium de Sudáfrica, y me pareció un hombre educado, respetuoso y sin poses de diva.
También me han contado historias en las que pide que el dinero que se le va a pagar por asistir a una conferencia o un seminario sea donado a instituciones benéficas.
Eso lo retrata como un ser humano de mil puntos, pero como periodista…
LÁSTIMA
David Faitelson no vendrá a Honduras, pues mañana estará en la transmisión del juego entre México y El Salvador.
Ni modo.
Hubiera sido interesante la reacción del fanático hondureño con la presencia de Faitelson en el estadio Olímpic.
“Deportivamente” es non grato, por mucho que diga que quiere vacacionar en Roatán con su familia.
“Creo que me recibirían bien en Honduras… No acumulo odio ni rencor ni creo que la gente lo haga, hay cosas más importantes, no creo que un punto de vista por un partido de fútbol vaya a enemistarnos”, dice.
“Obviamente en todos lados hay gente que no lo entiende. En cualquier lugar hay uno que otro loco, pero en términos generales, si yo voy para allá, creo que me reciben bien”.
Eso es lo que piensa David Faitelson.
Solo espero que los demás periodista mexicanos sean más prudentes al momento de dar sus opiniones, porque no es bueno jugar con los sentimientos de los pueblos.
Lástima que David Faitelson no viene a Honduras, porque yo ya tenía lista mi caja de bananos para tirárselos mentalmente… y de manera “deportiva”.