Confieso que no le tengo fe a la Selección Nacional. A Jorge Luis Pinto sí, pero a esta generación de jugadores no.
Claro que quiero que Honduras clasifique al Mundial de Rusia 2018. Por supuesto que deseo ver la bandera de cinco estrellas flameando en los cielos de la tierra del vodka, de Tchaikovsky, Tolstoi e Irina Shayk, la ex d CR7.
Sin embargo, lo veo como una misión imposible.
Lo demostramos ante Canadá: no generamos una sola acción de peligro, sino hasta que Mario Martínez hizo dos disparos desde lejos.
Es de lógica. Algo elemental. Si los volantes (Bonieck, Discua y Erick Andino), no se asocian, pasarán mil años y a los delanteros no les quedará una clara de gol.
Jugamos mal. Y feo. Con aburrimiento. Sobran las ganas y la pasión; escasea el talento, la magia, la chispa divina en los botines de algún talentoso de la talle del Nene Obando, Amado Guevara, Rambo de León, Alex Pineda Chacón o Dani Turcios.
Sí, ya me puse nostálgico, pero es lo único que nos queda en estas épocas de vacas flacas.
Queda claro que si no le podemos ganar a un equipo limitado como el de Canadá, muy poco podremos hacer contra México (y después contra Estados Unidos y Costa Rica, si es que pasamos de esta cuadrangular).
En una fecha para los supersticiosos y los cobardes -por aquello de viernes 13-, la H, con toda y esa camiseta feísima de JOMA, jugó sin alma y sin una idea clara de cómo encontrar el camino del gol.
A los canadienses les bastó con poco para ganar: pararse bien atrás, correr como locos y un centro, sí, un centro, y tanto que se habló de esto, que terminó en un gol de carambola.
¿Y los nuestros? Allí estuvieron en la cancha, pero es como si no hubieran jugado. Imperdonable en jugadores de la talla de Maynor Figueroa y Boniek García.
El primero estuvo lejos de ser líder en la zaga; al segundo se le reprocha el aburrimiento con el que juega, la falta de ganas y de atrevimiento, de chispa y de creatividad.
Es poco lo que se puede decir de la Selección Nacional de Honduras. No es por falta de ganas ni de entrega. Es, simplemente, que no hay talento de sobra.
Empezamos de la peor manera el caminos a Rusia 2018.
No con el pie izquierdo.
Sino de rodillas.
Y eso sí que es jodido…