Un galés se clavó una buena “cucuruca”, o sea, borrachera, con unos aleros y cuando se despertó, además de una buena goma, se llevó la sorpresa que le habían tatuado unos anteojos en la cara.
Como en la peli Hangover (¿Qué pasó ayer?), en la que uno de los personajes se va de farra y se encuentra a la mañana siguiente con que le han tatuado el famoso tatuaje de Mike Tyson.
Lo chistoso del caso es que al pobre galés hasta le pusieron “Ray Ban” en las patillas de los anteojos.
¡Nambe, se pasaron!
“Primero creí que una broma de alguno de mis amigos, que se trataba de gafas pintadas con un marcador, pero al intentar lavarme la cara frente al espejo caí en cuenta que era un tatuaje de verdad”, relata la víctima.
Desde entonces, el hombre se sometió a un tratamiento de rayos láser con el objetivo de borrar las marcas.
“No me enteré de nada –le contó al diario inglés Daily Mail-. Me dio curiosidad porque al regreso en casa las demás personas me quedaban viendo y se reían de mí”.
Según relata, tardó un tiempo para decidirse en borrar el tatuaje pues se acostumbró a él, pero como las burlas de sus “amigos” se incrementaron, se sometió al tratamiento.
Lo único es que el tratamiento me ha dejado ciertas marcas de color turquesa, pero es cuestión de tiempo para que desaparezcan –dice.
Ja, ja, ja, qué c… de risa.