¿Cuántas veces al ver un foul durante un partido hemos dicho que el infractor merece como mínimo la expulsión y cárcel? Pues bien, esa expresión producto de la emoción y que podría parecer parte de la joda que se da durante el juego, tiene un antecedente conocido.
Esto se dio en un partido de aficionados disputado en Stockport, Inglaterra entre el Emigration FC y el AFC Gold Cup cuando Nathaniel Kerr (en la foto) le dio una patada a Stuart Parsons, dislocándole y fracturándole el tobillo y de remate, el agresor no se quedó conforme con el “patín” que le había dado y lo insultó, además de tildarlo de ser un debilucho y exagerar la falta.
El asunto no se quedó en el campo porque Parsons demandó a Kerr ante la Corte de Justicia de Manchester y hasta el árbitro compareció como testigo en el juicio, afirmando que nunca antes había visto algo así en un terreno de juego, con eso no podremos ni imaginarnos la clase de tortazo que le dieron al afectado.
Al final, Kerr se declaró culpable del cargo de asalto y fue condenado a pasar un año tras las rejas, en tanto que Parsons ahora trabaja como limpiador de vidrios porque la lesión fue tan grave que le impide correr, así que vea bien la imagen del agresor porque si algún día va a jugar una potra con los aleros y se lo encuentra cerca, no le dé chamba porque lo puede joder.