¡No Jodás!

Disculpen la expresión, pero cuando alguien me preguntó cómo me había ido ayer en el Estadio Nacional solo se me ocurrió responder: ¡No Jodás!

No hablo de lo que ocurrió durante los 90 minutos, me refiero a todo lo que sucedió antes.

Para quienes no me conocen soy Neptalí Valle, un estudiante de periodismo en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras y desde hace algunos años me venía preguntando: ¿Qué pasará horas antes de un partido en las afueras del Estadio Nacional?

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Bueno, este jueves tenía la oportunidad y lo hice, me preparé, la idea era estar desde las 7:00 de la mañana y regresar hasta las 9:30 de la noche, pero por casualidades de la vida llegué un poco tarde, exactamente estaba afuera del Estadio a las 11:00 de la mañana.

Al principio estaba emocionado, pero poco a poco el trabajo se fue haciendo pesado, momentos de aburrimiento, hambre y calor, en fin, horas que parecían ir más lento, pero le saqué provecho.

Ayer me di cuenta del amor y el desamor que existe alrededor de la Selección Nacional, me di cuenta del esfuerzo que realizan algunas personas para sobrevivir, me di cuenta de la pasión que despierta la H, pero, sobre todo, me di cuenta que en las afueras del Estadio hay una vida aparte.

El inicio era alentador
Mientras me dirigía al estadio capitalino pensaba que yo sería el primero en llegar, que ni siquiera las doñas de las baleadas iban a estar preparadas, pero cuál papada, ellas ya estaban ahí, listas para quien tuviera hambre y una horchata para que no se atorara nadie.

Apenas eran las 11:00 de la mañana, RadioHouse.hn fue el primer medio de comunicación en llegar y con ello confirmé algo que quizá algunos ya saben.

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Las baleadas más baratas de toda Honduras las venden en el Estadio Nacional, solo son 5 lempiras y listo.

Una vez salí de un partido de Liga Nacional y cuando iba por la calle escuché: “¡Baleadas a 5 lempiras!”, en ese momento pensé que las vendían así porque ya la gente iba de salida y no querían que se les quedaran los frijoles ni las tortillas, pero corroboré que venden las baleadas a 5 varas. Si saben donde hay unas más baratas por favor me avisan, por cierto, no comí y eso después me pasaría factura.

El Mercado Negro
Comencé a darle vueltas al Estadio Nacional y en las calles observaba a todos los que pertenecen al “mercado negro”, los revendedores que compran boletos en las taquillas para luego venderlos en la calle.

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Descansar no significa dejar de trabajar

Han visto que en ocasiones venden las entradas al mismísimo precio que la Fenafuth, bueno, uno se pregunta por qué hacen eso y ayer lo descubrí.

No es muy complicado, por ejemplo, ayer la entrada al sector de sol estaba a 100 lempiras, digamos que uno de ellos compró 10 boletos de Sol, de esos 10 boletos él logró vender uno a 200 lempiras y los otros 9 los vendió a 100, o sea que terminó ganando 100 lempiras.

Así se maneja el mundo de los revendedores.

Los que vendían entradas “ilegalmente” eran más o menos 30 personas que se fueron esfumando con el pasar de las horas, no porque se hayan ido, si no porque se perdían entre la poca afición que acudió al Estadio.

Ellos estaban desde tempranas horas, el cansancio era normal, no es sencillo vender boletos como lo hacen ellos, tienen que convencer a los aficionados, quienes prefieren ir y hacer un poco de fila en las taquillas, aunque también están los que no tienen paciencia y lo compran lo más rápido posible.

Las Famosas Tajaditas
El reloj indicaba que eran las 12:30 del día, de repente frente al portón que da ingreso a silla se aparcó un rapidito “brujo”, del cual algunas personas comenzaron a bajar un chingo de tajaditas.

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Conté al rededor de 10 cajas completamente llenas, cajas que venían bien armadas para no dejar salir nada, las famosas tajaditas se hacían presente en el Estadio, pero su ingreso tenía que aguardar pues los portones aún estaban cerrados.

Por cierto, algunos creen que los vendedores entran al Estadio como si nada, pero ellos deben pagar su boleto como cualquier aficionado.

Fueron los primeros en llegar al inmueble capitalino, sus ansias de entrar y organizarse eran grandes, pero en un partido de carácter internacional las cosas son más serias, es por ello que ingresaron hasta las 3:30 de la tarde.

Nos picó la tripa
No andaba yo solo, tenía que andar con el más “queso” en la cámara, el gran Serio Montero, el camarógrafo que tenemos en RadioHouse.hn

Cuando nos dimos cuenta eran la 1:30 de la tarde, nos dio hambre y decidimos ir a comer a las populares “carnitas del parque de Pelota Lempira Reyna”.

Bueno, nos sentamos y ordenamos, yo quería un plato mixto y Sergio también, pero cuando preguntamos el precio nos fuimos de espaldas como Condorito. Señores y señoras, nos pedían 200 lempiras por cada plato mixto, lean bien: ¡200 LEMPIRAS!

Claro, no lo compramos, preguntamos por algo más cómodo, así que yo terminé comiendo carne asada de cerdo y Sergio carne asada de res, 100 lempiras cada plato. Por cierto, un bonito ambiente en esas carnitas, les recomiendo ir si les gusta el deporte en general.

El Macaneo

_DSC0311Luego de comer fuimos adonde venden banderas. Sí, ese lugar donde todos los días hay personas vendiendo banderas, camisas, bufandas y muchos artículos relacionados con el fútbol.

Pasó algo inesperado, yo no había desayunado y al parecer el almuerzo me había caído muy pesado. Empecé a entrevistar a Víctor Manuel, uno de los que atiende el puesto ese.

Mi alero Víctor, alguien buena onda, pero cuando empecé a entrevistarlo, y como me miró chavalo, empezó a jugar conmigo, me dijo que no podía entrevistar, que apenas venía empezando, que a saber quien me mandaba a investigarlo e incluso dijo que yo lo había tratado de ladrón.

De repente me perdí, no logré controlarme, comencé a desvanecerme y perdí el conocimiento durante cinco o siete segundos, por suerte caí encima de una bolsa donde ellos tenían ropa.

Me había desmayado, había caído y de repente era el centro de atención de los vendedores que andaban por ahí. Fueron apeas cinco segundos, no sabía qué pasaba y no sé como fue posible que haya reaccionado tan rápido, luego me senté y comencé a recuperarme.

No desayuné y creo que eso influyó. Sergio estaba lejos tomando fotos y como miró que el Víctor ese estaba “charriando” conmigo pensó que me habían golpeado, así que se acercó, pero le dijeron que fue un desmayo.

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Estaba entrevistando a Víctor y de repente me desmayé.

Víctor Manuel, que cabrón que sos, pero buena onda el brother, empezó a moverse, no paraba de insistir diciéndole a Sergio que me llevarán al médico, pero yo les dije que no, ya me estaba recuperando y como andaba en lo que andaba nada me detuvo y entrevisté al Víctor, pero no me sentía tan bien porque ni cuenta me di que no me dio su apellido.

Según su relato tienen 19 años vendiendo prendas fuera del estadio y todos los días llegan a las 8:00 de la mañana.

“Esto está mal, uno tiene que aguantar sol agua y todo eso, polvo del pavimento, pero aquí estamos porque es nuestro trabajo y qué le vamos a hacer, porque los hijos lo está esperando con el pan de cada día, porque uno con familia tiene que buscar opciones”, dijo el amigo Víctor.

Vamos a las gradas, pué
Muchos me pidieron que me fuera a RadioHouse para recuperarme, otros me dijeron que me fuera a mi casa, pero no, andaba en lo que andaba, ya me sentía mejor así que seguí.

Antes de entrar al Estadio miré muchas cosas que llamaron mi atención, desde personas que mostraban su desaprecio por la Selección, hasta otros que se pintaban la cara con los colores azul y blanco.

Una sorpresita en sol

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Roy Giordano y Jorge Giordano.

Sabía que iba a ser difícil encontrar a algún guatemalteco en el estadio, pero también sabía que más de uno tenía que ir.

Me senté en el cemento y como por arte de magia dos chapines y un hondureño se sentaron a cinco metros de mí, así que me fui a entrevistarlos.

Los guatemaltecos son Jorge Giordano y Roy Giornado, y el catracho que los acompañaba era Nahúm Duarte.

Hace 10 años viven en nuestras tierras y todo porque a Roy le robó el corazón una hondureña, Jorge está en el país por cuestiones de trabajo y Nahúm, bueno, él está en la misma situación que todos nosotros.

Seré claro, me dijeron que esperaban que su selección jugara bien, que nosotros teníamos un fuerte equipo y que esperaban que ambos fuéramos al Mundial, cuando de repente uno de ellos leyó el logo de mi gorra: “RadioHouse.hn” y me preguntaron por Rosa Alvarado, a quien no dudaron en enviarle saludos.

 

RosaAlvarado
Por cierto, ella es Rosa Alvarado, la pueden escuchar de lunes a viernes en el Pitazo Inicial de RadioHouse por Vox FM, 101.7 fm en tegus y 106.1 fm en San Peter.

Antes de despedirme solo quiero tocar el tema de la seguridad, ayer había policías en todo lado, miraras donde miraras siempre estaban ahí.

Es lamentable que solo para partidos internacionales haya esta organización y que en la Liga Nacional no se tomen las mismas medidas.

Pero bueno…

En general una tarde amena en el Estadio Nacional, lamentablemente no fue la cantidad de aficionados que esperábamos todos, un inmueble con falta de aficionados, pero los que estaban eran los que importaban, dieron todo, gritaron y apoyaron, eran pocos pero se hacían escuchar.

Luego me fui al sector de silla y salí del coloso capitalino tipo 9:15 de la noche. Casi nueve horas en el Estadio Nacional, una experiencia que nunca olvidaré y que sin duda me deja muchas enseñanzas.

¿Haré está locura otra vez?
Quizá sí o quizá no, creo que no… Pero sí sería bueno hacerlo en otro estadio del país o quizá en un estadio en el extranjero.

Claro, me iría bien desayunado…