Una de las cosas que más me encanta de la Copa Presidente es que las personas de tierra adentró tiene la oportunidad de conocer a sus ídolos, ya sea de Olimpia, Motagua, Marathón, Real España o del resto de los equipos de la Liga Nacional.
Lo he visto con mis propios ojos, que un niño con pies descalzos, pantalón roto y pelo curtido se acerque a un futbolista y le pida un autógrafo o una foto. ¡Uff! créame que ver la sonrisa de ese niño no tiene precio.
Y eso es lo que pretende la segunda edición de la Copa Presidente, que nuestra raza se acerque e intercambie palabras con las diferentes estrellas del balompié nacional.
“Se trata de que el deporte impregne de alegría y que una a la familia hondureña –dijo el Presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández- porque Honduras es uno de los países que muestra más desigualdades en el mundo y eso no puede seguir sucediendo”.
“El fútbol borra todas esas diferencias y por eso me agrada este proyecto”, confirmó el primer ciudadano del país.
Motagua da el ejemplo
Hace poco me mandaron unas fotos del plantel motagüense, quienes visitaron la sala de pediatría del Hospital Sur.
Estas imágenes me conmovieron y me aruñaron el corazón ver como los azules departieron con estos angelitos que han pasado días en esas cuatro paredes y que pocas veces ven la luz del sol.
Espero que los detractores de este certamen lean estas líneas, porque la Copa Presidente va más allá de un partido de 90 minutos.
Yo veo este torneo como una oportunidad de ser un poco más humano y de olvidarse de las clases sociales, al final de cuentas todos somos iguales.
Los azules departieron con los niños, jugaron, se divirtieron. Motagua llegó al Sur no solo a jugar ante San Juan Bosco, sino a darle más esperanza a estos angelitos de Dios. Yo si apoyo la Copa Presidente… ¿y ustedes?