Un suspiro para Carlos Tévez, quien el fin de semana lesionó a un rival y hoy decidieron no suspenderlo, así que se salvó.
Tévez le cometió una dura falta a Ezequiel Ham, jugador de Argentinos Juniors, quien tuvo que salir del encuentro por la gravedad de la infracción.
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Hoy el Tribunal de Disciplina de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) ha decidido no sancionar al “Apache” y dejarlo jugar como si nada hubiera pasado.
“Nosotros no actuamos de oficio. Es la posición mayoritaria y la jurisprudencia de los últimos 20 años (…) La FIFA recomienda que salvo en un caso manifiestamente grave con intencionalidad, como el de Suárez con Chiellini, no se debe sancionar de oficio. En el caso de Tévez es difícil de demostrar la mala intención”, dijo Fernando Mitjans, presidente del Tribunal de Disciplina de la AFA, al diario deportivo Olé en el país sudamericano.
Ezequiel Ham sufrió una fractura de tibia y peroné en su pierna derecha, fue operado el mismo día y según los primeros rumores, parece que volverá a las canchas dentro de seis u ocho meses.
“Fue con la intención de pegarle. Cuando jugás al fútbol lo sabés”, dijo Néstor Gorosito, entrenador de Argentinos.
Alguien tiene que pagar los platos…
Un castigado tenía que existir, claro, además del de Ham, que dejará de jugar fútbol, pues este día el director de formación arbitral de la AFA, Miguel Scime, dijo a medios en argentina que es casi seguro que el árbitro de ese partido, Luis Álvarez, sea parado de sus tareas momentáneamente por no aplicar el reglamente en el momento.
Sin duda alguna Tévez no tuvo intención de golpear a Ham, simplemente el argentino no supo como actuar en una situación como esa, levantó el pie y lamentablemente sucedió lo que sucedió.
El “Apache” ya le pidió disculpas a Ham, pero definitivamente creo que debió ser castigado, dos o cuatro partidos hubiera sido lo justo, e incluso hasta me he puesto a pensar en la famosa frase: “Que no juegue hasta que el otro se recupere”, pero eso sería exagerar un poco.
Así se juega en Argentina señores, si no pregúntenle a Eduardo Bennett.