A mí me pela el eje la tal independencia. Y no me vengás con esa paja del patriotismo, mírame la seña…
Ya hablando sin paja, ¿A mí de qué me sirve si igual tengo que pagar cincuenta bolas por el tambo de agua y hay días que no tengo nada para hartarme?
Ahora, la onda de los desfiles sí es otro rollo.
Me gusta ese rebane de ver las palillonas con aquellas piernotas. Uy, hombe, Yo les tiro la visual, compa… ¡Y de gratis!
No me joda, alero, imagínese, de gratis puede uno ver aquellos buenos forros moviendo el culantro y pelando las jachas, bien sexies, como dice el Burro que sale en Shrek.
Yo solo compro mi bolsita de agua, me voy para el estuche, busco mi hueco en soldado y me la paso de a pijita.
Lo que me malea es cuando ya se ponen a dar discursos pajeros, casaca de la buena, y la gente como maje que se pone a aplaudir.
¡No me jodan!
Otra vaina que me pone juco es tanto macaneo que se arma con los chafas. No pueden hacer una musaraña porque es aquel relajo y la gente que casi les tira el calzón.
¡Si esos solo para pijear bolitos sirven.
Pero sigamos hablando de las güiras de los colegios.
Por ellas sí aguanto aquel pija´e sol, que alguien me ponga los sobacos sudados en la cara y el olor a meados, porque la pipol es chancha, allí en las gradas se sacan la animala y les vale pringarle las patas de meados a los que están cerca.
Las palillonas son el plato “juerte” de los desfiles. Ah, y los paracaidistas, aunque lo gracioso es cuando caen de culo y se pegan un platanazo.
¡Maje, es cague´ risa!
Allí se han de quedar sobando con Cofal por el toque y medio que se dieron.
Como aquí todo está caro, y los pobres siempre andamos hule, palmados de biyuyo, los desfiles del 15 de septiembre se convierten en un buen vive y de choto.
Eso sí, tenés que ponerte chivas, papa, porque si andás con la jeta abierta los ladrillos te sacan el calzoncillo sin que te des cuentas.
Son pelis con las uñas, maje, te lo juro, que si vos volteás a ver a otro lado capaz hasta te rebotan a la doña.
Vale que andaban unos chepos que solo eran ganas de estrenar el tolete, así que por lo menos la cosa no estuvo tan heavy.
Lo más que waché esta vez fue a dos bolitos que se querían trampar maceta, pero fue más la loquera, porque a puros huevos podían estar de pie.
Solo eran tapas y cuando llegó la Poli Militar se les bajó el pijín y se fueron a joder a otro lado.
Así que este año estuvo “nais” la cosa.
La única jodida de los desfiles es que después de ver aquellos cueros de las palillonas, vos llegás a tu chola todo palmado y si tu doña es más fea que un gol de penal, pues ya te jodiste.
¡Y más si te pide que les des mantenimiento!
Hasta la próxima, pipol, desde Los Pinos, la mera mera de Tegus.