Un día cualquiera de la semana. Cuatro de la tarde. El sol aprieta y pica. El humo y el bullicio de la ciudad me tienen desesperado y para variar el tráfico está perro. Siento que el día va a terminar mal, veo caras largas y la cortesía se fue sin avisar.
El semáforo se pone en rojo y las bocinas empiezan con su función estelar. Sin embargo, dos personajes me llaman la atención. Son chavos y andan desarreglados, pero son artistas con el balón. Tiki, taka, tiki, taka,tiki, taka, la pelota no cae al suelo y empiezo abrir la boca.
¿De dónde salieron estos monstruos del balón?
Así que les presento a Sean David Chacón y Carlos Pérez, conocido como el “Showball Fs”. Dos chavos buena onda que se dedican a realizar técnicas con el balón, mientras el semáforo está en rojo.
“Alero, yo me hago 320 ticas y en cinco minutos”, comienza diciendo Chacón. “Me inspiró por un amigo que se llama Jimmy Banegas y ahora nos dedicamos siete horas al día”, destacó con una sonrisa.
Estos chavitos se han dedicado a robar sonrisas, a quitar el estrés y la amargura de los capitalinos desaparece una vez que inicia la función de tres minutos.
Carlos- Showball- está sudando a chorros y se limpia la frente. Se ve franco al hablar y le cuenta a Radio House que el freestyle soccer es su pasión y que gracias a este deporte paga el alquilar de su casa y alimentación.
“En un buen día hacemos 800 lempiras, pero aquí la gente es dura y nos ven como si fuéramos ladrones y no es así. La gente que tiene carros lujosos nos cierran las ventanas, pero los que son humildes nos apoyan y nos dan palabras de aliento”, relató Showball.
El semáforo se ha puesto en verde, así que ambos descansan, toman un poco de aire y un sorbo de agua. El calor sigue ladrando (es decir, continúa perro), pero estos chavos tiene piel de garrobo, el sol no les hace nada, ni cosquillas.
“Nosotros queremos demostrar que en Honduras hay talento y que no necesitamos a un extranjero para promover el deporte. Queremos incentivar a los jóvenes que andan en la bebida y en las drogas para que dejen los vicios”, apuntó Showball.
“Gracias a este dinero pago mis estudios. Me compro mi propia alimentación y pagó mi transporte. Esto lo hago por pasión y para que vean los jóvenes que queremos ser una inspiración para ellos”, contó Sean David.
-¿A qué horas dejan de trabajar? –le consulto a David.
Hasta que el sol nos manda a descansar.
“Nosotros solo queremos alegrar a la gente y quitarles la amargura, aunque a veces nos tiran los carros”, detalló Showball.
El semáforo se ha vuelto a poner en rojo y los chicos entran en acción. Son unas máquinas y nada los cansa. No dejan de hacer malabares, me doy cuenta que ellos no tienen nada que envidiar a Cristiano Ronaldo o Zlatan Ibrahimović.
De repente los problemas que cargaba se me fueron, llegué a mi casa tranquilo y con ganas de contarles esta historia. Una historia de verdaderos campeones.