Hay que ser Macho

Alla hace uhhhhh, mucho tiempo, en la eliminatoria para el Mundial de México 86, a Gilberto Yearwood y Roberto “El Macho” Figueroa, les tocó agarrar un avión en España después de un partido para viajar hasta Tegucigalpa.

Ambos eran estrellas en la liga española, y llegaron a Honduras en horas de la mañana de un miercoles. Por la noche estaban jugando contra Surinam por la eliminatoria al Mundial.

El Macho anotaría los dos goles con que el equipo de Chelato le ganó 2 a 0 a Surinam.

Algunos años más tarde, Gilberto, al hablar de una polémica porque David Suazo no  pudo jugar con la Selección por una lesión –aunque el rumor es que había preferido quedarse jugando en Italia-,  me dijo: “A la Selección nunca se le dice que no”.

Por ese mismo caso es que David y Dani Turcios se distanciaron, luego que este último le tirara un misil a la Pantera en la eliminatoria para el Mundial de Alemania 2006.

“Hubo algunos que no quisieron jugar con la Selección”, diría Dani.

Hoy, la historia se repite con Andy Najar, quien no estará mañana en el amistoso contra Venezuela.

(En la sección de FÚTBOL CATRACHO está la explicación de su respresentante sobre el tema).

Cuando un jugador, por X o Y motivo no se hace presente a la Selección, ya sea por lesión, por problemas con el club o por decisión personal, de inmediato le caen las avispas y lo acusan de todo.

“Traidor”, le gritan.

“Poco hombre”, es otro insulto.

“Come cuando hay, salta tapiales”, le dirán.

Carlos Pavón le dijo que sí a la Selección y en México, su club, en represalias lo cortó. Muchísimos jugadores catrachos sufrieron presiones de sus clubes para impedirles hacerse presente a una convocatoria de la H.

HABLA MUMA

Como  nosotros veo los toros de la barrera, podríamos casi jurar que jamás, jamás, jamás le diríamos que no a la Selección. Pero es algo hipotético.

Lo cierto es que no me gustaría estar en los zapatos –o mejor dicho, tacos-, de los jugadores, pues muchas veces están entre la espada y la pared.

Los tiempos han cambiado, es cierto. ¿Eso incluye también el sentimiento de amor por la camiseta de la Selección?

“Yo me hubiera declarado en rebeldía”, asegura Muma Bernárdez, porque según él, esa es una forma de demostrar amor por el país.

También es verdad que a los jugadores les ha tocado duro batallar para ser contratados y consolidarse en ligas  extranjeras.

Muchas veces, por un amistoso de poca monta, realizan largos viajes en avión y a la hora del té solo los meten a jugar cinco minutos.

Pinto y la Federación deben investigar bien lo que sucedió. Tampoco es que vamos a crucificar a Andy –quien ya ha demostrado muchísimas veces su compromiso con la H-, por lo sucedido.

Hay que bajarle al gas con el tema. Apuntar el dedo acusador no sirve de nada.

No hay abundancia de jugadores como para ponerse a descartarlos. Paciencia. Calma. Take it easy.

Al final, cuando un jugador que lo dio todo por la Selección está jodido económicamente, ninguno de los “patriotas” que le aplaudía le da un mano.

Mi veredicto: si Andy quiere jugar con la Selección, bien. Y si no, pues también. Es su decisión. Con soldados forzados no se ganan guerras.