Hace unos días escribí una nota en la que criticaba al pastor Cash Luna. Entre otras cosas, lo acusaba de farsante y de aprovecharse de la fe de las personas.
Y de inmediato brincaron unos manes y me atacaron: “Este Sobado no respeta a nadie”; “¿Quién se cree este patas chorreadas para acusar así a ese hombre de Dios”, “Ojalá Dios te perdone”.
Otros me desearon una muerte lenta en el mero infierno.
Pero mirá cómo son las cosas…
Ayer estalló la bomba de un caso en la que el tal Cash Luna engañó a una humilde familia mexicana. Ponete cómodo y leé despacio para que de des cuenta como hay unos tipos que son grandes largos y viven de la fe de los demás.
Según la nota, Cash llegó a Tabasca, México, en junio de 2014 a una de sus famosas Noches de Gloria. (¿Y cómo no van a ser de gloria si le entra un cachimbo de biyuyo?).
La primera mentira es que se pajean a la gente diciéndole a la pipol que el evento de sanación es gratis, pero cuando ya estás adentro te salen unos manes bien puliditos y te cobran la tal ofrenda.
Así de ofrenda en ofrenda, aquella noche le quedó más de un millón de dólares, o sea, como 22 millones de lempiras de los desplumados de la actualidad).
“Hoy -dijo el mentado Cash Luna-, los ciegos volverán a ver, los sordos oirán, desaparecerán los tumores y ocurrirán otros milagros”.
Allí estaba Nancy Hernández, una muchachita de quince años que padecía de trombosis cerebral infantil. Como muchos otros, sus padres la llevaron con la esperanza de que esa noche quedaría curada para siempre.
Con esa buena paja que se carga (el tal Cash es gran labioso), el pastor aseguró frente a aquel relajo de gente que “Declaro que Nancy ha sido sanada de su trombosis cerebral infantil”.
¡Aleluya!
¡Alabado sea el Señor!
¡Dios bendiga a Cash Luna, porque es un instrumento del altísimo!
La mara daba alaridos, se abrazaba, lloraba, convulsionaba y proclamaba a Cash Luna, que siempre anda bien vestidito, porque parece que a Dios le agradan los trajes caros, las corbatas de seda y los relojes de oro, como un profeta.
Yo no critico a la gente, porque la verdad es que estos traficantes de la religión se enrollan a cualquiera y lo dejan con la jeta abierta.
Unos minutos más tarde, cuando Nancy iba saliendo con su familia dele evento, le dio un infarto y murió. Nada se pudo hacer por ella.
Los organizadores del evento dijeron que “Nancy había logrado su milagro, ya que Dios se la llevó y ahora descansaba en paz”.
Así como son de lanas estos tipos, no me extraña que digan que Cash Luna la sanó de la trombosis y que el infarto no tiene ninguna relación.
O dirán que los padres de Nancy no tuvieron suficiente fe y que por eso no “convenció” a Jesucristo.
Cada quien puede creer en lo que le da la gana, darle su dinero a quien también le venga en gana, alabar a los falsos profetas… Yo no. A estos no les creo ni la hora.
A Cash Luna, por supuesto, le pela el eje que lo critiquen y seguirá con esas Noches de Gloria en las que no hay milagros, pero si la multiplicación de su fortuna.
¡Alabado sea el Señor!
Feliz domingo desde Los Pinos, el barrio más queso de la Capirucha
EL SOBADO