Así están, y estarán, de caldeadas las cosas en el Congreso de la República, al punto de que entre los mismos diputados se mandan “al infierno” y se llaman “fariseos”.
El diputado de Libertad y Refundación (Libre) por Santa Bárbara, Sergio Castellanos, en una discusión llena de tensión mandó al infierno a Juan Diego Zelaya, congresista nacionalista por Francisco Morazán.
Luego lo llamó pícaro y ladrón.
Juan Diego prefirió no bajarse el canasta y lleno de paciencia alcanzó a decir: “Qué Dios lo bendiga”.
¿Hizo bien Sergio?