¡Comayagua, Sublime y Eterno!

La Catedral de Comayagua es un símbolo de fe, en el corazón de Honduras. La construcción del templo inició en 1634, finalizada el 8 de diciembre de 1711 y oficialmente bendecida en 1715.

Sergio Montero se encargó de hacerme recordar con su trabajo fotográfico tantas cosas.

Recuerdo cuando era niño, vivía a tan solo media cuadra de la imponente Catedral, el reloj marcaba con campanadas que hora era, Don Luis Ruiz veía su noticiero y mi abuela Estela Lilí Gaekel me preguntaba si quería café con pan y si ya había terminado las tareas, si mi respuesta era no, ella se sentaba conmigo y las terminábamos. Para cenar eran frijoles fritos, huevo revuelto, mantequilla y las tortillas cortadas en cuadritos adornando todo el borde del plato. Mientras sonaba el piano de Petrona Cevallos de Gaekel, hija del primer folklorista hondureño Fernando Patricio Cevallos Bulnes.

Comayagua es tierra de hijos dignos de Honduras, de hijos que dejaron marca y huella profunda en la historia del país.

Fue inspiración de Edilberto Cardona y de Antonio José Rivas, solo los menciono a ellos, porque puedo jactarme que los conocí personalmente. Y que mi primera entrevista fue a Don Antonio José, cuando estaba en tercer grado. Antes decía que era muy aburrido leerlos, ahora me pregunto porque no publican estos escritos para culturizar a toda una nación.

Fue la casa de Alba Aurora Castellanos Fajardo, mi Mama Alba, maestra de generaciones y una hija digna de Comayagua.

Es la casa de la mejor Semana Santa que se vive en Honduras, con la música de banda que antes dirigía con su trompeta color oro, el maestro Avilés.

Comayagua, es única, donde tengo los amigos que van a durar para siempre, especial mención para Pablo Toro, Cesar Rivera y Marcio Cáceres.

¡Mi Comayagua, sublime y eterno!